Aquellos placeres carnales,
Que la sociedad y la conducta
No concibió aceptables,
Pues para ser sinceros el precepto
Del matrimonio concertado y la procreación,
Fue un gran sustituto de la libertad y el amor,
En pos de los bienes y el temor…
Muchas solteronas quedaron
A falta de buen pretendiente
O puede que de una dote conveniente,
A buen recaudo sostuvieron
La decencia y la virtud en honor,
De los valores y la honra en la bendición
Del hogar sin olvidar el amar,
Pues temerosas son de mostrar
Ese corazón furtivo que guardan…
Y si dios lo quería una madre temerosa
De vivir sola en su nueva vida,
Pues la viudez puede ser un castigo,
A falta de placer y protección,
Ya sea al lecho como del acecho,
De zorros por gozo y perezosa avaricia,
Que no se caiga en la vergüenza
De ser pendeja sin dicha y fortuna,
Pues el mal acecha en la noche y en el día….
En el secreto se reconoció
Jóvenes y dichosas,
Pues en la diferencia de la elección,
No hubo obligación,
De tomar a su lado un protector
Ni en nupcias o adopción,
Y si el destino llegó bondadoso,
No crean que la soledad maldijo
En momento alguno su posición,
En el aliento de una mirada cómplice
Se descubre nuevos lazos,
Roces y sonrisas tímidas
Que cumplen en su intimidad,
El mayor de los honores de un corazón,
Que descubre el gozo de un amor
Y quizás la unión que no se concibió,
En mentes ajenas la inocencia es un don,
Doncellas unidas no hay peligro ni perdición.
Pues las reuniones siempre fueron
En gran numero un alivio,
De provecho, cultura y aprecio,
La aflicción un denominador en común,
Y ciertos intereses la liberación
De la esencia oculta y el tabú…
Ignorantes aquellos en la sociedad,
Pues en clubes se escondía el varón
A dar rienda suelta al libertinaje y el derroche,
Y si alguna vez procreo que más da si así fuera,
No hubo obligación si el matrimonio
No le creo convicción y si en un casual
La virtud robó, véase cuentas en un claro,
Armas y honor en mano,
Diez pasos a la toma de sangre,
Libre o muerto ya se dirá…
Dignidad o libertinaje que más da,
El mal ya fue causado en la desdicha
Del desprecio cobarde,
En un rechazo del orgullo
Pues no es amor lo que mueve,
Sino la codicia y la lujuria
De ser primeros en la astucia,
De robar virtudes e inocencia,
Malditos aquellos que no reconocen
El valor real de su cónyuge
Pues por amor comulgan en el mismo sacramento
Lujuria e infidelidad,
Así es la corrupción del varón.
Bendiciones una puede hallar,
Si las matriarcas a su vera
Te han de guardar,
Dulce doncellas en su virtud e inocencia,
Al lado de damas llenas de experiencia,
Encontrando en brazos de su consuelo
Atenciones en el privilegio y la riqueza,
Del respeto y la entereza,
De ser amadas por naturaleza.
Ya las damas despiertan,
De sus costuras ociosas,
Puede que no sean lo que aparentan,
Si un día al invernadero te llevan,
Se dejen llevar por el embriagador perfume,
Del deseo que en ellas vive,
Floreciendo las rosas a su paso,
En mil primaveras por caricia,
Descubren a sus manos la esencia,
De ansiar y desear a una igual,
En el sortilegio de descubrir un jardín
Repleto de orquídeas,
Deseosas de ser regadas por los besos
De una diosa,
Y es que en el jardín del Edén,
La mujer toma el privilegio de contemplar
Un paraíso que albergue el secreto que en sí guarda,
El beso de la seducción de una mirada con rubor
Y unos labios sensuales que besen con pasión…
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