Esperamos tu historia corta o larga... Enviar a Latetafeliz@gmail.com Por falta de tiempo, no corrijo las historias, solo las público. NO ME HAGO CARGO DE LOS HORRORES DE ORTOGRAFÍA... JJ

Jugadas del Destino - 2 - Apo


CAPÍTULO DOS

La mañana había transcurrido más lento de lo que me gustaría admitir aún así disfrutaba de una de mis materias preferidas, Latín. Tan solo faltaban segundos para que el timbre del receso sonara y la estampida de alumnos salieran raudos en busca de su alimento favorito, empanadas. No es que a mí no me guste, realmente es delicioso. Una mezcla de harina de maíz con agua y la masa que se forma a continuación se puede rellenar de distintos sabores haciéndolas con forma de media luna; después de haber hechos los pasos anteriores se colocan en un sartén con aceite muy caliente. Mis preferidas son las de queso, solo que tengo mis reservas con la comida de la cantina del colegio. No es muy agradable encontrarse cabellos de la cocinera dentro de semejante exquisitez.

Ya nos encontrábamos Gabriela, Victoria y mi persona en la fila para comprar, distintas cosas porque aunque me provocará aquel plato frito, solo me compraría un jugo para acompañar mi desayuno.
-me extraña que hayan tantas personas nuevas este año ¿no les parece?- comenta Gabriela con un tono de voz tan bajo que solo es audible para nosotras dos.
-no me había puesto a pensar en eso gaby pero, ahora que lo mencionas, tienes razón. Por lo que escuche decir a las del otro salón una de ellas es hija de un empresario multimillonario, llegó en una camioneta Silverado color negro, esas carros aún ni se ven aquí!- ¿será que es Dayana? ¿Y cómo victoria sabe todo eso ¡Basta! Deja de pensar en ella, tienes prácticamente toda la mañana en ello. No te gustan las chicas…. ¿O si?. Abstraída en mis pensamientos, como de costumbre, no me fijé que estaba parada cual estatua frente al chico de la caja.
-bueno mujer y tú no piensas pedir lo que sea que vayas a consumir. Anda, apúrate- mi querida Pepe grillo ayudándome, no pude evitar reírme.
-¿me das un jugo de durazno por favor?- rápidamente me dirijo al chico con una sonrisa y le digo mi pedido- y tu, cálmate, solo pensaba tonta, por cierto ¿cómo sabes lo de la chica nueva? ¿Sabrás si se trata de Dayana?-mis palabras salen disparadas de mi boca cual proyectiles con un blanco en específico.
-primero, cuando tú no estas pensando. Está bien hacerlo de vez en cuando pero si sigues así gene, te vas a freír el cerebro- no puedo evitar reírme de aquel comentario. Y como si mi risa no fuera estruendosa, prácticamente todos se enteraron del chiste de mi amiga.
-en realidad sí se pudiera ya lo tuvieras quemado. Y segundo, ¿porque el interés en la chica nueva? Creo que sí es ella.- hice mi mayor esfuerzo por disimular mi sonrisa de publicidad mientras ambas chicas me miraban con ojos intrigados
-no, bueno, creo que… Que escuche eso temprano cuando llegue. Solo quería saber.- gene, miente bien, tú puedes.
Terminamos de desayunar, todas reunidas en grupo en las mesas del patio del colegio, mientras hablábamos acerca de cada uno de los profesores, como si mi cara estuviera hecha de algún material con metal y la figura que pasaba a solo metros de mí era un potente y gigantesco imán, me giré y me crucé con los ojos más perfectos que Dios pudo crear, eran cual gotas de una dulce miel y su sonrisa, fresca como una mañana de primavera , radiante y espléndida como el astro rey, dejaban a la vista unos dientes blanco marfil. Mi cerebro en ese instante se paralizó, las conexiones de mis neuronas no funcionaban, no pude articular ni una sola palabra o siquiera sílaba cuando la pelinegra ya se estaba acercando a mi.
-¡hola de nuevo Génesis!- que perfecto se oye mi nombre cuando son pronunciados por esos labios de un rosa muy tenue. - lastima que no pudimos quedar juntas pero nos veremos en los recesos. Y vi su horario, está genial que puedan recibir clases de francés.
-hola Day, si, bueno, esa materia y latín son mis preferidas en definitiva. Siempre me han gustado incluso antes de poder verlas aquí en el colegio. -¿Day? Y que… ¿Llevan años conociéndose? No lo creo aunque como te gustan las chicas probablemente hubieses estado igual a como lo estás en estos momentos. Solo quería callar a mi mente por el simple hecho de presentar esa idea que a primera instancia para mí era descabellada y a la vez muy atractiva. -y …¿te gusta tu nuevo salón?
-por supuesto que le gusta, ¿no te das cuenta con quien se junta?  Se me olvidaba lo lenta que eres - dedicándome su mejor sonrisa irónica e hipócrita,  Pamela Bogado, con su séquito de chicos y chicas sin cerebro alguno, siempre inyectando  su ponzoña donde existe la posibilidad - Dayana hay que evaluar mejor a tus amistades, ella simplemente en un cero a la izquierda- y como si la chica de cabellos color azabache fuera una marioneta, Dayana la agarró por su brazo izquierdo, sin dejar que se despidiera, y se fueron.
Inquieta, dolida sin saber porque, me quedé unos segundos parada viendo la escena. Pamela fue la causante de prácticamente todas mis desgracias en el tiempo que he estado en el colegio. Al principio me afectaba, manipulaba a los demás chicos para que me dejaran sola en los trabajos y demás evaluaciones pero desde el año pasado aunque me costará mucho, hice mi mejor y mayor esfuerzo para ignorarla. Sus palabras ahorita me resbalaban como gotas de agua pero era ella, la chica nueva, la que tenía mis pensamientos acaparados.
Lo que quedaba de mañana, en aquel colegio de monjas transcurrió muy normal. Presentaciones de los profesores, sus objetivos para ese primer lapso, la forma de evaluar de cada uno. Copie absolutamente todo, cada detalle que el profesor decía era escrito por mí en mis cuadernos, pero, a pesar de estar concentrada en mis estudios otra parte de mi pensaba que, quizás era mejor no estar cerca de la chica nueva.
Nuevamente el timbre sonó a la una y media de la tarde, hora de salida de todos los alumnos del plantel.
El colegio tenía 3 respectivas entradas. Una que era la principal para gente que iba en  busca de información, así como también la entrada para cuando habían actos. La segunda entrada era por el estacionamiento, era un portón grande que daba hacia el comienzo del patio del colegio y cada mañana los alumnos tenían que pasar por allí hasta las siete y veinte de la mañana. La tercera entrada era por la biblioteca que quedaba en el sótano del colegio. Esos pasillos después de las cinco de la tarde eran realmente escalofriantes. En la mañana quien llegará después de las siete y media, le tocaba pedir un pase en biblioteca para poder subir a clases; en las tardes, después de las dos, los alumnos de secundaria podían esperar afuera a sus representantes. Esa entrada tenía una techo y allí la mayoría de las veces me quedaba leyendo o escuchando música. Después de despedir a cada una de mis amigas me sentí allí afuera. Saque mis audífonos negros, ya era momento de cambiarlos. La música siempre ha sido un método para relajarme, por supuesto, no todo tipo de música; más que todo pop, pop rock, ciertas baladas y casi todas en inglés. Estaba ya inmersa en lo que sonaba en mis audífonos con los ojos cerrados, concentrada en la letra de la canción, cuando siento una mano moverme. No sabía si era producto de mi mente o si realmente estaba sucediendo, pero aquella mano volvió a tocarme la pierna en señal de llamado. Me moví hacia un lado, ya incomoda por quién me estaba interrumpiendo mi momento a solas con mi música.  Presione el botón de pausa para que la canción no me distrajera de lo que tenía que decir, abrí los ojos lentamente y la luz del sol por un momento me cegó, ya me sentía molesta y solo me intrigaba saber qué quería  la persona que estaba cerca de mi. Me levanté poco a poco ya que estaba acostada con el bolso como almohada y la última persona con quien pensaba o quería siquiera hablar era ella.
-¿Dayana?- mis ojos se encontraron con los suyos en busca de una respuesta -¿qué pasó? Pensé que te habías ido.
-El chofer de mi papa me viene a buscar en un rato y bueno… Te vi acostarte aquí y pensé que podía esperar contigo- ¿por qué se quiere quedar aquí?. -me quería disculpar por el comportamiento de Pamela, no pensé que era tan… Irritante y sifrina. No sé si me la gané como enemiga pero no me interesa.- ¿me estará diciendo la verdad?.- ¿puedo saber por qué se la llevan tan mal?
-mira no tienes porque disculparte por algo que ni siquiera es tu culpa, además ese tema no es de mi agrado y tampoco mi favorito como para hablarlo. Prefiero decir que tenemos diferencias y ya.- no me gustaba hablar de eso y por una parte sentí que quería solo tener información. No sé si lo dije mal pero mis ojos reflejaban incomodidad y ella se dio cuenta.
-yo… Lo… Lo siento Génesis no sabía. Si quieres podemos hablar de otra cosa.- si ella supiera que mientras más se queda más pensativa y confundida me siento por dentro. A mis oídos llegó un sonido característico de un carro. Era la corneta de mi mamá, en esos momentos solo pensé gracias mamá.
-me encantaría Dayana pero ese carro que llegó es de mi mama y bueno, me tengo que ir- le dedique una sonrisa , como pude me levanté y me acerque hasta sus mejillas para darle un beso de despedida.- nos vemos mañana ¿si?- sus ojos reflejaban cierta decepción pero no le di importancia, me volteé escuchando un ligero Chao montándome en el carro, dejando atrás aquella chica.
El transcurso del colegio para el apartamento, mi mama no dejaba de hablarme sobre su nuevo trabajo. Sus jefes, eran dos. El principal y jefe de todos Juan D’amico, ese apellido nunca lo había escuchado. Y el segundo que es el socio mayoritario de la empresa, Óscar Contreras. También me contó cuál era su cargo, en resumen, el día de hoy le había ido excelente y fue muy productivo. Como pude, traté de prestarle la mayor atención posible a mi querida madre. Me gustaba mucho que estuviera tan emocionada.
-y el pago mensual será muchísimo más que en el otro empleo hija!- decía mi Janira, con tal emoción- el equipo de trabajo es excelente, estaré en mi propia oficina, ¡siendo la secretaria principal del jefe! Es increíble Genesis.
-me alegro por ti ma’ en serio- mi voz denotaba un poco de desánimo.
-lo único hija, que me sorprendió fue que en la oficina son un poco… Liberales, por así decirlo, no encuentro el adjetivo apropiado. Claro tengo que fingir que no me importa en lo absoluto pero…
-ma’ ¿de qué estás hablando?- ya me tenía confundida y desesperada
-ay hija, que la hija de uno de los jefes, es… Bueno… ¡¡Que le gustan otras mujeres!!- la cara de mi madre se le transformó. Sus gestos eran tan marcados, definidos, sin un deje de duda. Su rostro lo único que demostraba era asco, no puede ser era lo que pensaba.- y es hasta bonita la chica, ¡tiene apenas 16 años! Súper coqueta en todo sentido hija. no parece que… Tuviera esos gustos tan repugnantes- jamás expresare lo que siento eso tiene que desaparecer. Como sea, bloqueare todo sentimiento hacia ella.- mi jefe tenía una foto de ella en su escritorio y no dude y le pregunté, por cierto¿cómo te fue en tu primer día génesis?- escuchaba a mi mamá hablar, y quería responderle pero mi cerebro era incapaz, en esos momentos, de mandar la instrucción para articular alguna palabra. Mis ojos se cristalizaron poco a poco pero no iba a dejar que mi mama se diera cuenta de cómo me había afectado tal comentario. Ensaye la mejor careta que pude para responderle a mi madre y al caer en cuenta que no le estaba prestando la más mínima atención mi mama ya empezaba a gritarme- ¡Genesis Josefina! ¡Te estoy hablando! ¿Se puede saber que estás pensando que no te permite contestarme?
En ese instante, cuando en el tono de voz ya se le notaba  que incrementaba su enojo, desvíe el tema de conversación con absoluta rapidez y eficacia.
-discúlpame mamá es que ya tengo un trabajo que hacer y estaba pensando en ello. Además, la mejor noticia de todas ¡quede con todas las chicas en el salón! Mi felicidad no cabía en mi cuerpo cuando me dieron la noticia esta mañana ma.- inmediatamente el rostro de mi mama cambio y un suspiro salió de mi boca. No quiero volver a escuchar esos comentarios de mi mama, es imperante que no se entere de Dayana, imposible que sepa que la ojimiel me gusta.
- wow hija que maravillosa noticia, esas muchachas son muy buenas y responsables, de buena familia. Esas son el tipo de amistades con que tienes que juntarte.- lo que más detestaba de la personalidad de mi mamá era su preocupación por mi reputación. Siempre ha sido una mujer que su primera prioridad es dar una magnífica imagen a los demás. He ahí la gran diferencia entre mi persona y la mujer que maneja a mi lado.
Desde ese día el trabajo más arduo y difícil fue bloquear cualquier pensamiento o sentimiento hacia Dayana. Me dolió inmensamente pero el miedo me venció y no hice nada para remediarlo y cambiarlo. Lo que sentí por ella, iba a desaparecer tarde o temprano.


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3 comentarios:

  1. He de admitir que me has enganchado con esta historia. Espero la continuación con ansias ;D

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  2. Qué buena noticia lehosmil! Espero te siga gustando.
    Apo :)

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  3. Lehosmil me encanta que te haya enganchado! Continuaré así h espero te siga gustando

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