Danza Entre Lobos
Capítulo 39
Entre sus brazos
Los observaba en silencio durante la cena, Reito y Takumi
hablaban amenamente como los amigos que habían sido a lo largo de toda su vida,
celebraban con una fiesta el que la suerte les había sonreído ese año, ya que
Reito quien fue encargado por el patriarca de los Fujino durante su estadía en
Fukka, mejoró la producción de vino al inicio de aquel año, luego y una vez
volvieron a casa, con la ayuda de Takumi se gestaron fructíferos negocios y
acuerdos comerciales con los poblados vecinos, así como algunos distribuidores
Argitas. Casi podría decirse que Satoru Fujino tendría la calma de depositar
sus responsabilidades sobre el primogénito de su casta y su confiable futuro
Yerno, Reito Kanzaki, sin la más mínima preocupación. Con la bonanza de ese y
el año anterior, los austeros momentos pasados durante aquella ruinosa época
acontecida antes de la propuesta de los Kruger, comenzaban a desdibujarse en el
recuerdo cada vez más lejano. Todos estaban contentos salvo ella y tal vez su
madre, si bien Takumi informó acerca de las acciones de su aún ausente padre,
el enfado apenas se le había pasado un poco a Mizue dos meses después de
permanecer en casa, cuando las misivas de Satoru arribaron a Tsu y la ansiada
explicación de su extendida separación llegó por fin. Una explicación bastante
pobre fuera aquella a su entender, Mai no comprendía por qué su padre excusaba
extraños negocios en Fukka con un noble, cuando prácticamente toda la
producción de vino se había vendido como pan recién hecho, un sábado por la
mañana.
Pese a todo, nada de eso le importaba, ciertamente
reprochaba lo sobreprotector que era su padre con Shizuru, pues imaginaba que
la verdadera razón de su retraso no era otra que esa y conociéndolo, intuía que
en cuanto viera o se convenciera por completo de la alegría de su hermana, no
tendría más razones de fondo para permanecer en Fukka o simplemente se rendiría
temporalmente, pues a fin de cuentas Shizuru vendría por navidad en compañía de
su esposa, tal y como informó la carta más reciente recibida. Una parte dentro
de ella envidiaba a Shizuru, aún sobre las curiosas circunstancias de su boda,
había dado con la casualidad afortunada de un matrimonio feliz, la realidad es
que sus cartas estaban plagadas de una sensación de alegría y plenitud que le
agradecía a la diosa, pero que a ella misma le hacía una gran falta.
Volvía los ojos sobre su hermano y su prometido, intentaba
con la mente obligar una observación crítica que la condujera a un sentir más
alegre, pues no esperaba ser opuesta a la vivaz persona que todos conocían,
aunque no se sintiera así de feliz; intentaría que nadie lo notara, por una vez
pasar desapercibida, ser invisible en el mundo. Después de un rato la hija de
en medio de los Fujino lo aceptó, Reito era atractivo en extremo, era el objeto
de la mirada de muchas mujeres de la fiesta, sus cabellos castaños ligeramente
ondulados, la barbilla erguida, siempre recta, su piel broncínea, sus ojos
grises, su cautivadora sonrisa, el rostro esculpido de un adonis, incluso
podría apostar que bajo aquella ropas de noble se escondía el cuerpo musculoso
de un hombre acostumbrado al trabajo de la tierra, el uso de la espada y la
equitación, sin embargo, no sentía aquel fuego incendiando su pasión. Odiaba
comprender esa realidad, que a pesar de tanta hermosura, su futuro esposo no
despertara aquellos oscuros deseos y fantasías que evidentemente ocasionaba en
todas las demás doncellas casaderas del lugar, eso sin mencionar algunas
señoras casadas.
Negó con la cabeza, decidió salir un momento al balcón del
segundo piso de la casa de su padre, pasó junto a tantas personas pero sin
importar qué, continuaba sintiendo un constante vacío. Fue como volver a
respirar una vez quedó a solas, sin importar el frío; con sus dedos acarició la
gema nacida de la lágrima de la diosa y añoró como pocas veces ir a la cama
temprano esperando como cada vez, volver a ver esos ojos hechos de oro líquido.
Sus labios depositaron un gentil beso sobre el cristalino dije y por un breve
momento una corriente cálida la envolvió para protegerla del frío invernal,
incluso pudo percibir la cautivadora voz de Mikoto pronunciando su nombre en la
distancia, se dio la vuelta presurosa soñando lo imposible, pero grande fue su
decepción al ver a su prometido. Enloquecería si seguía actuando de esa forma,
imaginar en la voz de él la de ella, en su presencia otra más anhelada y
onírica.
—Mai... ¿Estás bien?— Preguntó el moreno con genuina
preocupación.
La Fujino intentó distraer a su prometido. —Perfectamente
Reito, esperaba que continuaras divirtiéndote con mi querido hermano y no
importunar con mi presencia— Sonrió un poco.
El caballero castaño delató confusión. —No es la gracia de
tu hermano la que busco, es la tuya, mi lady— Una inclinación de cabeza y el
militar tomó la mano de Mai para prodigar en ella un gentil beso.
El aire cálido se disipó instantáneamente haciéndola temblar
de frío. —No puedo evitar sentirme halagada...— Una sonrisa, no tan sincera y a
ella no se le daba bien mentir.
—Pero... ¿Hay algo que te preocupe? Pareces sumida en tus
pensamientos desde hace un tiempo— El Kanzaki realmente se preocupaba por la
pelirroja, ya que habían sido comprometidos antes de que iniciara la carrera
militar como era acostumbrado en su familia, sin embargo sentía más distante a
la chica con el pasar de los días y la proximidad de su boda, la cual ya se
había aplazado más de lo aceptable. —Acaso ¿Dudas de nuestras nupcias?—
—No, no es eso Reito... solo me siento apartada del mundo de
una extraña forma que no sabría describir, es como extrañar...— Llevó la mano
sobre el dije de manera casi involuntaria y lo estrechó contra su pecho.
El moreno frunció el ceño incapaz de esconder ya sus celos.
—Estás pálida, y he notado que tienes esta gema desde que volviste de Fukka,
dicen que fue un obsequio que yo te di, empero sabemos los dos que no es
verdad. Dime Mai ¿Acaso hay alguien más? Sé sincera te lo pido, yo he sido leal
a nuestra promesa... ¿Qué merezco entonces?— Se cruzó de brazos molesto.
—Reito... yo tampoco he faltado a nuestra promesa ¿Puedes
creer eso de mí?— Puso su mano sobre el rígido antebrazo del castaño.
Un largo suspiro de resignación y un silencioso asentimiento
vino de más alto de los dos. —Solo dime... ¿Quién te dio esa gema? A quién debo
enfrentar para ganarme el honor de tu afecto— El militar tenía en vista la
posibilidad de un duelo de ser necesario, todo lo valía la preciosa doncella de
cabellos rojizos.
—Sabes bien que ya te quiero, de otro modo jamás hubiese
aceptado nuestro compromiso...—
—Mai... te lo pido...— Estaba resuelto a saber quién era su
rival. —Dímelo por favor, no le protejas más— Sus ojos grises ya exponían una
angustia real, eso bastó para desarmar a Mai.
—Se llama Mikoto... bueno, Ame-Nigishikuni-Nigishiamatsuhiko-Hikono-no-Mikoto
y era una niña pequeña cuando la vi por vez primera, algo traviesa... la
confundí con un espíritu errante— Se podía apreciar que la vitalidad volvía a
Mai, bastaba ver su faz al hablar de aquella divina criatura.
—Ame-Nigishikuni... ¿Acaso enloqueciste?— Reito no ignoraba
la peculiaridad de la joven Shizuru y su aparente capacidad para ver los
espíritus, algunos murmuraban de pactos oscuros y habilidades peligrosas,
situaciones inexplicables alrededor de la joven que la mayoría prefería
ignorar... era de hecho una de las razones por las cuales no muchos hombres en
Tsu estaban interesados en la menor de los Fujino a pesar de su innegable
belleza. De hecho fue una completa sorpresa verla contraer nupcias con el Duque
Kruger, un extranjero de tierras al norte de Windbloom, la mayoría de los
rumores alegaban que Satoru tomó ventaja del desconocimiento de la familia real
sobre la muchacha para el acuerdo, aunque ya era bastante raro admitir un
matrimonio entre dos mujeres lo cual era sabido por muy pocos, de los cuales,
la mayoría omitía este hecho por conveniencia. Sin embargo Mai jamás había
delatado tener dones paranormales hasta ese momento y eso espantaba al moreno
en más de una forma. —Ese es el nombre de una deidad, la hija de Susanoo y
Amaterasu, una de las tres diosas nacidas de la espada del dios de la tormenta—
La de lila mirar no se esperaba semejante respuesta, pues
Reito antes que su prometido era un estimable amigo suyo y de su familia. —
¿Cómo sabes eso?— Así que hizo caso omiso de la insinuante ofensa inicial, la
que cuestionaba su cordura.
—Un caballero de mi clase, es instruido en teología,
economía, finanzas, el arte de la espada... conozco su nombre porque es
exigencia que aprendamos el linaje de la rama principal Shinto... esa deidad es
conocida como ‘La espada de la tormenta’ o más recientemente llamada ‘La virtud
de la desgracia’... es mucho más antigua y vieja que una pequeña niña... no te
dejes engañar—
—Ciertamente ahora no se ve como una niña— Admitió Mai con
bochorno, incluso con culpa porque la joven le parecía tan hermosa sin importar
cuánto quisiera esconder la idea dentro de su mente, por otro lado no le había
gustado la forma en la que el Kanzaki había hablado de su querida Mikoto. —Pero
esa no es la forma de referirse a la que es adorada en Fukka—
—Escúchame Mai— Reito tomó a su prometida por los hombros y
la sostuvo con firmeza, posó su intensa mirada gris sobre el hermoso lila de la
Fujino. —Debes alejarte de ella, si es verdad lo que dices mi dulce dama...
entonces apártate y pon tus rezos en otra deidad, ora a Tsukuyomi para que
durante la noche te brinde sabiduría y sosiego... pide a Amaterasu que te
ilumine con su brillo en el día, porque la espada de la tormenta no existe para
otra cosa que la destrucción ¿Crees que tendría un nombre tan temible de ser
una tranquila deidad del río o del bosque?—
— ¿Por qué es tan malo que Mikoto sea... mi amiga?— Había
una profunda tristeza en la pregunta, la sola mención de una posible separación
le lastimaba.
—Porque es llamada ‘la virtud de la desgracia’ debido a una
antigua historia sobre una sacerdotisa... esa pobre mujer no acabó muy bien,
así que te lo pido Mai, por nuestro futuro, por tu familia, por ti... —
—Está bien...— Dijo no muy convencida esperando librarse de
él. —Lo intentaré— Nada más concluir la frase sintió el dije con la gema en su
pecho helando sobre su piel, al bajar la mirada observó una insignificante
fisura en el cristal que le espantó de inmediato, empero el Kanzaki todavía la
miraba y por ello se abstuvo de realizar algún movimiento delator.
Ciertamente Reito no era tonto, sabía que estaba perdiendo a
su prometida de una extraña forma, se lo advertía el corazón... y es que en
esencia ¿Quién podría competir con una deidad? —Ven bailemos esta noche, ya
pronto tendremos muchas más ocasiones para continuar esa conversación— El
militar en tiempos de paz guió a la doncella al interior de la morada de los
Fujino, llegaron al centro de la sala que hacía las veces de pista de baile y
allí, bajo la tonada del grupo de cuerdas comenzaron a danzar, a ellos se
unieron unas parejas más. Pieza tras pieza Reito se ocupaba de mantener
distraída a su futura esposa, hablaban de las ideas de Mai sobre hacer reformas
especiales en la cocina para la preparación de platillos exquisitos de la
tradición de su familia, pero también de otras naciones, el moreno estaba
contento de poder complacerla en pequeñas pero importantes cosas, ya que Mai
Fujino era aquella con la que soñaba formar una familia y tener un dichoso
destino. Lo había planeado desde que eran adolescentes, tan incapaz de olvidar
la primera vez que bailaron en el festival de la fertilidad durante la
vendimia, poco antes de acudir a la corte por solicitud de su majestad y ante
la amenaza de conflicto con un país vecino. Se había imaginado ya el nombre de
su primer vástago, si fuera niño lo llamaría Rento Kanzaki, si fuera niña sería
Kirara Kanzaki.
Ciertamente no la dejaría escapar por absurdas dudas, así
que al acabar la última pieza llevó a la dama a descansar cerca de una
solitaria mesa con deliciosas viandas y vino, raudo sirvió una copa la cual
tendió a su querida prometida, brindaron y encontrando oportuno el momento se
atrevió a decir. —Ya no quiero esperar más, dulce Mai... ¿Aceptarías hacer
nuestra boda este invierno? Así como hace un año tu hermana desposó a Kruger
sobre un hermoso camino de cristales, nieve y pétalos, te prometo que será
incluso mejor— Murmuró el castaño ya incapaz de esperar o de no sentirse
inquieto ante la idea de perder el corazón de su querida Mai.
La pelirroja no pareció sorprendida ante la propuesta de
aquel caballero, se había aplazado su matrimonio casi un año más debido a la
sorpresiva boda de Shizuru y a su prolongada estancia en Fukka, cuando al
volver no contrajeron nupcias solo por la ausencia de Satoru, la realidad es
que se había sentido aliviada ante ese hecho, pero no podría eludirlo por más
tiempo ¿Verdad? Además, Reito era un buen hombre y había preferido confrontarla
ante la duda, antes que deshonrarla a ella y a su familia dejándose llevar por
una mala interpretación de sus acciones, pudo de haberlo querido romper con
justa causa su compromiso, pero lejos de eso había confiado casi ciegamente;
por esa y por mil razones más, sería un buen esposo. —Si... así será y yo
estaré feliz por ello— Mai hizo entonces lo que se esperaría de una joven
prometida, puso sus labios sobre los de Reito tan castamente que el hombre dejó
sus temores atrás, quien besaba con tal pudor jamás podría haber faltado a su
palabra, no conocía los misterios de la carne que él le enseñaría en su noche
de bodas con delicado e infinito amor. —Será una preciosa boda, e inolvidable
porque estarás junto a mí— Añadió para contento del Kanzaki.
Después de eso el muchacho, guió a la futura madre de sus
hijos con dirección de los demás miembros de la familia Fujino, una vez allí
expuso la feliz noticia a los interesados, recibió felicitaciones y animosas
palabras de apoyo. Reito comenzó a hablar con los directamente implicados para
disponerlo todo, Mizue estuvo más que feliz pues el Kanzaki propuso una fecha
en la que Shizuru y la Duquesa podrían estar presentes, con ello tal vez
también el padre de las dos jóvenes; postuló como lugar del evento la catedral
de Tsu, la fiesta posterior tendría lugar en la casa de los Fujino de modo que
ceremoniosamente y al concluir la velada llevaría a Mai en un carruaje a la que
sería su casa en lo posterior, todos estaban emocionados mientras la pelirroja
guardaba silencio, sonreía y asentía a todo lo que preguntaran pero con la
mente en otra parte.
La abuela Kaede feliz al principio por la noticia, pronto
perdió el entusiasmo al notar en los ojos lila las dudas que atormentaban a su
nieta. Agradeció cuando la conversación se tornó más política y Takumi quiso
saber de los procedimientos propios de las bodas, pues él esperaba casarse el
año próximo con la valiente pero gentil Akira Okuzaki. De ese modo los dos
hombres se dirigieron a la mesa de vinos mientras Reito le explicaba a Takumi
las cartas que debe remitir al templo argita para que un sacerdote auspicie su
boda, la dote de 8 coronas de oro que debe obsequiar a ese templo como muestra
de agradecimiento a los dioses, sin mencionar los honorarios del sacerdote y
otros tantos, sin importar que una boda tradicional siempre era costosa, por suerte
ambos contaban con los recursos para ello.
Mai suspiró cuando se logró cierta distancia entre ella y su
prometido, sin mencionar que la intensa conversación con Mizue acerca de los
colores que predominarían en la boda, la comida, los vinos y otros tantos
detalles, se vió interrumpida cuando Midori ofreció leerle la fortuna gratis,
querían corroborar que las estrellas estuvieran alineadas y fueran propicias
para su matrimonio. Sola al fin, era algo que le aliviaba.
—Seguramente sería una hermosa boda, solo me pregunto ¿Es
tal y como la soñabas? De hecho, ¿Es con la persona que lo soñabas?— O casi
sola.
—Abuela...—
—Ven conmigo, pequeña—
La menor no tenía el ánimo de contrariar a nadie ese día y
no empezaría con su abuela, llegaron a la cocina y con un tenue ademán Kaede
invitó a la servidumbre a retirarse, quería preparar su chocolate especial con
masmelo, seguro que Mai ya estaba grande para esos mimos, pero algo le decía
que en verdad necesitaba un trago de alegría.
—Mi niña, hoy te veo y eres la flor más hermosa que pueda
cautivar a la vista, pero las flores no están hechas para sobrevivir el
invierno—
—No te comprendo abuela...—
—Las flores tiene una vida corta, las personas no tenemos
muchos inviernos... así que, si tu vida tuviera la extensión de una hora ¿Qué
harías esa hora?—
‘Soñar con Mikoto’...
—Estar con mis seres queridos—
—Buena respuesta, pero no la que esperaba...— La mujer
sonrió mientras ponía una tetera en el fuego.
— ¿Qué esperabas que dijera?— Mai no comprendía a su abuela
cuando comenzaba a hablar con acertijos, malamente no tenía a su lado a
Shizuru, ella solía entender a la Kaede sin muchas palabras de por medio.
—Si tuviera tu edad y el tiempo volviera atrás... a mí me
gustaría pasar esa hora con Hero—
—El abuelo...— Mai sonrió con pesar, también lo extrañaba,
sus relatos eran inigualables.
Kaede asintió sonriendo mientras vertía en el agua su mezcla
de cacao, miel, leche, algo de canela y una pizca de clavos de olor, llenando
el espacio de un delicioso aroma. —Volvería a recorrer el mismo camino sin
arrepentimientos, porque mi niña, cuando llegas a mis años miras hacia atrás
con ojo crítico y te lamentas de las muchas cosas que dejaste de hacer, sin
embargo yo tengo muy pocos arrepentimientos, el hombre que elegí para mí... fue
el correcto, tuve un hijo amado pero testarudo, que me dio tres preciosos
nietos... así que cuando miro mi vida son muchas más las alegrías que las
desventuras—
—Sigo sin entender por qué me cuentas esto abuela o tu
pregunta de hace un rato...—
—Mai, sé que en el fondo de ti me entiendes, pero temes las
cosas que he referido, así que seré directa. No dijiste el nombre de tu
prometido para pasar esa única hora de vida, pero puedo apostar que sí pensaste
en alguien más—
La pelirroja se sonrojó violentamente ante la insinuación de
su abuela. —Eso no es...—
— ¿Verdad?— Completó Kaede comprensivamente. —He visto ese
brillo en la mirada de Shizuru antes, también vi el mismo miedo... no siempre
lo que realmente anhelas es lo más fácil o lo que parece correcto a los ojos de
los demás—
—Somos personas diferentes—
—No son la misma persona, claramente son diferentes. Pero
son hermanas, es un vínculo especial... y te has negado a compartir las cosas
que las hace semejantes. Sé que has visto a otra parte durante años, cuando
Shizuru veía espíritus y no es que jamás los vieras, solamente quisiste no
verlos, pero ahora eso ha cambiado ¿Verdad? No puedes solo ver a otro lado ¿o
sí?—
—Abuela... lo que yo sé, lo que yo vi, no es porque tenga la
misma percepción que Shizuru... eso ha sido solo porque ella quiso mostrarse
ante mí— La de lila mirar no sentía que hubiese nada especial en su persona,
sólo se debía a la casualidad y al capricho de una deidad, nada más.
— ¿Ella?—
Había hablado demás, desvió la mirada con pena y angustia,
sería tratada como una loca si alguien más lo supiera. —Olvídalo por favor,
debo volver con mi prometido... tengo una boda que planear—
—Mi niña, nunca es la boda que se sueña... y no siempre es
con quien se sueña, pero por suerte para ti, aunque Satoru se ponga de cabeza y
se pare en sus cabellos o Mizue no esté de acuerdo, si me lo dices, te juro que
serás libre de escoger a quien tú quieras para compartir el resto de tu vida—
La mediana de los Fujino bajó la mirada, con un dejo de
agradecimiento y otro de confusión, luego un poco de enojo. —Pero ¿Por qué no
hiciste nada por Shizuru? Cuando al principio parecía sufrir lo indecible con
un compromiso arreglado, siendo ella... la predilecta... se me hizo más que
extraño—
—Yo las amo a las dos, no confundas la afinidad con la
predilección, sufro más por ti que por ella este día...— Kaede Fujino sirvió la
taza con la aromática bebida e introdujo dos masmelos blanquecinos, antes de
tender el chocolate sobre las manos de su nieta quien la miró con
agradecimiento. —Te aseguro que si se concedieron las nupcias de tu hermana, no
fue porque la vida de Satoru estuviese en riesgo, debiésemos una o dos vidas de
trabajo a los Kruger o Lord Takeru amenazara con destruir los cimientos de esta
casa, lo permití e incluso lo apoyé porque tu hermana ya estaba enamorada de
Natsuki, así como Kruger delataba tan honestamente su amor. Si bien Shizuru lo
negaba tercamente, tu abuela no es ciega y me alegro de cómo son las cosas ahora—
Kaede se cruzó de brazos y asintió con un aire de sabiduría. —No había visto un
fuego tan intenso entre dos personas desde hacía tiempo, me recordó el tiempo
en el que tu abuelo me raptó de la casa de mi padre siendo apenas unos
muchachos y en ese entonces, tuve que decidir si tomar la mano de un apasionado
pero pobre muchacho al que yo amaba o declinar y casarme con Ikeda Asakura,
alguien con el que tenía un futuro económico garantizado, un buen amigo en todo
caso—
—Abuela, Natsuki demostró estar perdidamente enamorada de
Shizuru, recuerdo que el abuelo era un romántico incluso en los últimos años de
su vida... Reito me ama tanto así—
—Y tú ¿Lo amas? No es unilateral, así no funcionan las cosas
¿Comprendes?—
—Lo quiero y es la persona con la que he planeado mi
futuro...— Mai trató de imprimir la mayor seguridad posible a su respuesta, no
mentía en lo absoluto pero las dos sabían que algo hacía falta.
—Entiendo, siempre puedes y tienes tiempo para pensar las
cosas— Kaede hizo un ademán a la menor para indicarle poner la cabeza a su
altura. —Los años no pasan en vano, iré a dormir porque el cansancio me vence,
tú que eres joven y bella, disfruta un poco más la fiesta... fufufu, espero que
Reito no tome ventaja de las copas de vino que te has tomado, de otro modo
conocerá mi lado menos amable— La anciana se puso de puntitas y le dió un beso
a la frente su nieta, quien yacía sonrojada ante semejantes insinuaciones.
Cuando Mai perdió de vista a Kaede y estuvo segura de estar
sola, soltó un hondo suspiro, como si el aire fuera pesado y se liberara de una
pesada carga en el acto, una lágrima bajó silenciosamente por su mejilla.
—Abuela... no soy más que un grano de arena en la playa cuyos pies pisan al
caminar, así de pequeña soy en su presencia— Luego sorbió un poco de la bebida
hecha con infinito amor por las manos de su abuela, sintió alivio
inmediatamente. —Gracias por ver de mí, más de lo que yo soy capaz—
Mai agradeció el agotarse del día, cuando la noche se hizo más
profunda y los invitados comenzaron a marcharse, después de la prudente espera
murmuró acerca de tomar el merecido descanso, cosa que a nadie extrañó. Para
cuando perdieron de vista a la pelirroja, la chica ya corría camino a su
habitación, arribó con premura, cerró la puerta con llave, se desvistió lo más
raudo que le fue posible, apenas tuvo el tiempo para usar un delicado pijama y
acudir al lecho buscando dormir. Sin embargo pasaron varios minutos antes de
que pudiera apaciguar sus palpitaciones y otros tantos antes de poder conciliar
el sueño.
Profundamente sumida en aquel mundo onírico encontróse en la
entrada del templo de ‘La espada de la Tormenta’ bajo el torii de amplias
proporciones y hecho de madera tintada en rojo, esta vez no veían sus ojos el
sol cálido en el cielo, en su reemplazo se amontonaban nubarrones grises de
gran extensión hasta hacer del horizonte una distante bruma de lluvia y
truenos, arreciaba el viento agitando la cubre de los árboles y meciendo sin
gentileza las flores del jardín. Un escalofrío la recorrió de pies a cabeza al
suponer que algo no iba bien si aquel remanso de paz se había convertido en el
ojo de un huracán, temerosa apresuró sus pasos notando que tenía puesta una
Yukata que comenzó a humedecerse hasta traslucir con la lluvia que la bañaba,
sentía el alma desnuda y expuesta.
Se detuvo frente al lago al notar una figura flotando sobre
la superficie del agua, como si meditara o pareciera dormida, Mikoto permanecía
inmóvil aunque a su alrededor se formaban corrientes que salpicaban hasta los
bordes de la orilla, incluso el castillo que había recorrido recientemente en
su compañía, resistía por muy poco los embates del viento y las olas que se
formaban alrededor de la impávida deidad.
— ¡Mikoto!— Dijo su nombre a gritos, sabiendo que no sería
escuchada por el ruido del viento.
Quiso aventurarse sobre el agua suponiendo que aquella
figura cuya meditación le sumía en un profundo estado de inconsciencia no se
despertaría por los medios comunes, sin embargo antes de alcanzar la orilla,
vio que la hermosa mujer pelinegra comenzaba a abrir sus ojos lentamente. La
felina mirada le encandiló por un momento, porque una vez los iris de oro
líquido estuvieron expuestos, casi tuvo la impresión de ver destellos de luz y
rayos emanando de ellos hasta materializarse sobre el agua electrificándola;
una parte de Mai supo entonces por qué la llamaban la espada de la tormenta,
casi podría apostar que su solo mirar podría matar a quien osara incordiarle
aunque fuera un poco.
Mikoto se puso entonces de pie sobre el agua como si ésta
fuera una superficie sólida, caminó sobre ella con la dirección de su estimada
amiga, pero pese a estar despierta, la tormenta no atenuaba ni un poco en su
presencia, dedujo pronto la de ojos lila que tal tempestad provenía de ella.
Aquel breve caminar le dio a la mediana de los Fujino la ocasión de apreciar
que aquella deidad había tomado entonces su forma definitiva, se miraba más
madura y hermosa, su largo cabello negro estaba suelto, se desperdigaba sobre
su espalda y sus hombros, apenas continuaban erizadas las puntas en la parte
superior de su cabeza, contaba con un par de trenzas que comenzaban en las
patillas y descendían sobre el ahora evidente pecho de mujer que no disimulaba
ni un poco un tejido de la seda más blanca jamás vista, el vientre de la
Ame—Nigishikuni estaba expuesto y sobre él se avistaban tatuajes dorados tan
antiguos como su propia existencia, eran rezos que apartaban a los Yokai de su
presencia, temerosos a la hija de Amaterasu y Susanoo. A los lados del
esculpido abdomen se delataba una cintura curvilínea y una cadera más amplia
daban las vistas de una criatura capaz de hechizar con solo una mirada a
cualquier mortal, así y de no ser una diosa, Mikoto parecería una sensual mujer
cuya edad sería aproximadamente la de 26 años.
—Supuse que no vendrías, han pasado horas desde el momento
tácito de nuestros encuentros— Musitó la divinidad una vez alcanzó la orilla,
con un movimiento de su mano deshizo la tormenta aunque sus ojos continuaban
fabricando rayos.
Este ser con voz más profunda y cautivadora hacía sentir aún
más nerviosa a Mai, puesto que si como una joven inocente ya sentía perder la
calma, estaba segura de no poder esconder en sus ojos la extensa mirada que le
dio a un ser capaz de hacer temblar los cimientos del mundo si así lo deseara.
—Perdone se lo suplico, no he logrado conciliar el sueño con la prontitud que
hubiera querido—
—Yo conozco mejor que nadie los motivos de tu tardanza... se
de los secretos mundanos propios de sus fiestas y celebraciones, de sus
deslices... conozco incluso el nombre del que te ha retrasado con toda
intención ¿No sabe él lo nefasto que puede ser retar a un dios?— En efecto, la
luz del día y el viento se intensificaron por un momento, hasta que la diosa
volvió a serenar su enfado.
Mai se sintió culpable, aunque no mintiera por completo,
esconder lo imposible ¿Había causado el enojo de Mikoto? Se sentía tan pequeña
ante la portentosa mujer que estaba a unos cuantos centímetros de ella. —
¿Estás molesta?—
—No tengo motivos para eso, perteneces al mundo mortal... es
allí donde estarás mejor— La divina criatura quiso darle la espalda a la joven
Fujino intentando no delatar todavía más su malestar.
Mai sintió pánico. —No digas eso, te lo pido...— Se atrevió
a tomar a Mikoto por los hombros sintiendo en el acto la descarga de cien
rayos, pese a todo, el mismo tacto la mantuvo con vida y sin padecer dolor. La
Fujino temió aquel poder al comprender que la pelinegra era tanto destructiva
como hermosa, que esa era la forma de ella más implacable y mortífera, como el
guerrero que afila su espada estando próximo a la batalla.
—Insensata... no puedes tocar el verdadero ser de un dios
tan intempestivamente— Reprochó la de ojos felinos aun sosteniendo en sus
brazos a la adormilada y abrumada Fujino.
—Aun si pones una tormenta entre nosotras, yo no voy a
dejarte— Las dulces palabras de la aturdida pelirroja trajeron calidez al
corazón de Mikoto.
—No sabes lo que haces querida niña— La de ojos dorados
suavizó sus gestos volviendo a dar calma a la dimensión en la que estaban.
—Escuché tu promesa a ese hombre, el que has escogido para ser tu esposo ¿En
verdad deseas liberarte de mí?— Había tanta pena en la expresión de la Diosa,
no podría esconder la extensión del agobio infernal de un sentir tan intenso,
al menos no completamente.
Los ojos de Mai se abrieron sorprendidos, sus iris temblaron
mientras continuaba bajo el abrigo de su abrazo. Fue sincera entonces, como si
corriese el riesgo de perder la existencia ante una falta más. —A él le mentí...
no quiero apartarme de ti—
—No es prudente mentir así a tu prometido...— Mikoto intentó
ser neutral, pero contrariamente a su calmada expresión, se sintió feliz, tanto
que las flores avivaron su belleza en derredor de las dos.
—No me importa— La joven oriunda de Tsu se aferró más a la
diosa y posó la frente en su pecho. —Perdona si falto a los preceptos...—
Mikoto acarició sus rojizos cabellos con gentileza durante
algunos instantes, fingiendo que no era un lúgubre momento, quería hacerlo
perdurar un poco más. —Siguiendo ese camino, no podremos vernos por mucho
tiempo...—
— ¿Por qué?—
—Aunque no seas una sacerdotisa, siento una fuerte energía
espiritual dentro de ti, así que nuestro vínculo permanece debido a la gema que
te dí, también a la pureza de tu corazón y de tu.... cuerpo— La pelinegra
desvió la mirada a un lado con un delator sonrojo, era doloroso suponer a la
bella mujer entre sus brazos siendo acariciada por alguien más, desflorada por
uno que juzgaba indigno de tanto.
Mai comprendió pronto que al desposar a Reito, su cuerpo
dejaría de ser puro a los ojos de Mikoto y sintió pena por ello. —Eso no es
justo...— Reprochó cual niña pequeña.
La deidad felina sonrió suavemente. —La que es esposa debe
su vida a quien escoge y a la familia que formará junto a su esposo, la que es
sacerdotisa pone sobre todas las cosas a la deidad que sirve, dime entonces
¿Por qué no sería justo?— Dicho en esos términos se miraba evidente, pero Mai
era terca cuando se lo proponía.
La Fujino frunció el ceño. —Tener una vida, tan humana como
es posible ¿Está mal entonces?—
—No, es simplemente un camino de los muchos que se puede
elegir en el mundo... pero no puedes recorrer dos caminos al mismo tiempo y no
merece menos el esposo amado, que la deidad a la que se debe lealtad sincera—
—Entonces, ¿Los dioses tienen como esposas a las
sacerdotisas ?... muchas al mismo tiempo, eso es desleal— Ahora la pelirroja
parecía más molesta que antes, ya no se cuidaba de la blasfemia cuyos labios
murmuraban, no podía siquiera suponer que las atenciones recibidas de la mano
de la diosa, le hubieran sido dadas a alguien más. Un profundo malestar le
ocasionaba el solo pensamiento.
Una vez más y con paciencia infinita la de ojos oro procuró
explicarse. —Los dioses tienen un cuerpo material que reposa entre las
dimensiones, es por eso que para mí no pasa el tiempo de la misma manera que
para los mortales. Mi cuerpo está en otro lugar y mi espíritu, aquí contigo, de
esa manera es que yo no puedo intimar con nadie, mucho menos mis
sacerdotisas... así que no son en toda regla mis esposas, nuestro vínculo es
vitalicio, pero completamente espiritual. Cuando tenía sacerdotisas que
gentilmente cuidaban el templo en honor de mí, les bendecía con fortuna, amor
fraterno y abundancia, ninguna de ellas padeció las penas del trabajo bajo el
ardiente sol o del sufrimiento propio de los dolores del mundo, yo devolvía con
abundancia su promesa y Fukka, era un lugar pacífico a mi cuidado...—
—Pero...— Mai temió preguntar y con ello indisponer una vez
más a su querida amiga.
La pelinegra de oro mirar depositó cuidadosamente a Mai
sobre un lecho de suaves y delicadas flores que surgieron a su voluntad. La
hija de la diosa del Sol estaba segura que de continuar así no podría llevar a
cabo su cometido, su tiempo junto a la joven que tanto adoraba se agotaba
irremediablemente. —Pregunta y te será dicha la verdad...—
— ¿Por qué Reito te llamó ‘la virtud de la desgracia’? Es un
terrible nombre, sobretodo porque me habló de una sacerdotisa y una historia
que no conozco, una lamentable historia... mas si fuera falsa le abofetearé por
insultar tu nombre, eso puedo asegurarlo— Trató de componer sus palabras al ver
el dolor nacer en los ojos de la divina pelinegra.
Mikoto suspiró, conteniendo en su corazón la espina que se
produjo tras escuchar el nombre de aquel destinado a desposar a la dulce dama
cuyo amor se había robado tan inocentemente. —Ese nombre me lo puso, el padre
de Naraku Kruger, Setsuya Kruger décimo primero... poco después de la guerra de
los 1000 días, hace 400 años— La que fuera llamada el dios Gato durante esos
cuatro siglos tomó asiento en el suelo junto a Mai en posición de flor de loto.
—A ti, la predilecta para mí... te contaré mi historia— Sonrió gentilmente,
mientras Mai se sonrojaba ante la expresión “Predilecta”.
_”Mi existencia es tan antigua como
las confrontaciones de los tres grandes, los tres hijos de Izanagi no Mikoto,
mi abuelo. Yo nací de una competición entre Amaterasu y Susanoo, ellos querían
probar quién era el dios creador más digno, así que la Diosa del sol tomó la
espada de su hermano, la rompió en tres partes a las cuales dotó de vida,
nacimos mis dos hermanas y yo. Del mismo modo Susanoo tomó el collar de la
fertilidad de mi madre, lo rompió en cinco pedazos y de ellos surgieron 5
deidades más. Ambos se declararon vencedores, lo cual originó un mayor
conflicto, Amaterasu se negó a entregar a sus hijos a Susanoo, ya que era el
señor de la tormenta, bélico y conflictivo... ella no confiaba en su cuidado y
los ocho éramos muy poderosos al haber nacido de sus tesoros sagrados. A causa
de esto, padre encolerizó y causó destrozos en el reino de los cielos, hasta
hacer que Amaterasu perdiera la paciencia y después de otros hechos
desafortunados, ella terminó por esconderse en la cueva de las rocas celestiales,
sumiendo al mundo en las sombras como castigo... enfurecidos los demás dioses,
expulsaron a Susanoo del reino celestial.
Ni siquiera con eso el sol salió...
y miles de demonios nacieron en la oscuridad, se formaron de los miedos de los
hombres e incluso de los mismos dioses, aquellos monstruos a los que llamamos
“Orphans” por ser hijos sin padre ni madre, comenzaron a inundarlo todo. Ante
la nefasta situación, los otros dioses suplicaron a mi madre en vano, pero
durante ese tiempo y mientras los sabios se ingeniaban la forma de hacerla
volver y traer con ella la luz, nosotros, los ocho hijos de Amaterasu y Susanoo
que fuimos considerados los causantes de aquella confrontación, fuimos enviados
al mundo a enfrentar los demonios para proteger a los mortales de la oscuridad
que se había desatado.
Las hijas de la espada teníamos un
origen mucho más bélico, fuimos bastante más implacables con las criaturas de
la oscuridad, nuestros hermanos varones nacidos del collar de la fertilidad de
Amaterasu que eran más gentiles, declinaron los medios de la violencia, así que
mientras nosotras destruíamos a los monstruos, ellos los encerraban en la
magatama que conformaban juntos. Aquella cacería perduró incluso después de que
nuestra madre fuera engañada por los sabios para salir de la montaña, la luz
retornó sobre el mundo, pero no erradicó a los Orphans, solo los dispersó aún
más sobre la tierra. Nos tardamos tanto tiempo como el hombre en aprender el
uso del fuego. Cuando supuse que todo había concluido y que podría volver con
nuestra madre al reino celestial, esta nos informó que no todos los Orphans
habían sido capturados o destruidos, que debíamos continuar nuestra labor
purificando y protegiendo al mundo, llevando su luz a cada lugar, así que
decidimos dividir el mundo en ocho partes como reinos habían entonces, para que
cada uno protegiese un territorio específico con la ayuda de cientos de dioses
menores.
Muy pronto comprendimos que tal
empresa jamás podríamos cumplirla y que el deseo final de nuestros padres era
que permaneciésemos en la tierra de los mortales, donde podíamos hacer el mayor
bien juntos. También comprendimos que la oscuridad continuaba infectando al
mundo y que los corazones de los humanos eran los que alimentaban con sus
miedos y rencores a los Orphans, nuevos enemigos se formaban cada día de las
más aterradoras pesadillas de la mente humana, del odio, de la envidia, de las
guerras sin sentido, las que crecían en número como los humanos se reproducían
sobre la tierra. Luché junto a mis hermanos durante medio milenio más, hasta
que el mayor de los cinco, Ame no Kiyoku... comprendió que en tanto la
humanidad existiera, nuestro castigo jamás acabaría.
Él se rebeló ante este hecho,
abandonó la tierra que estaba obligado a proteger sumiéndola en el caos y la
guerra, hasta que no quedó un hombre en pie y la atadura de su promesa
desapareció, volviéndolo a la oscuridad. Nuestro traidor hermano, fue a la
tierra de Ame no Shun e intentó convencerlo de entregarle la parte del collar
con el que había sido creado, para formar la Magatama de las 1.000 cuencas, el
tesoro donde habían apresado a todos los demonios que los cinco habían
capturado durante siglos. Shun se negó y vio su fin a manos de nuestro propio
hermano, los gemelos Ame no Ikki y Ame no Kai se unieron para enfrentarlo pero
perecieron también después de una cruenta batalla en el plano superior, así que
Ame no Kuni se escondió de Kiyoku, ocultó su tesoro de tal modo que si nuestro
hermano lo hallaba a él, no encontraría la última pieza de la Magatama... Kuni
lo evadió suficiente tiempo para no perecer en vano, nos envió un mensaje a las
tres con el último destello de su vida.
Cuando Kiyoku supo que no
encontraría la quinta pieza del collar, quiso realizar un oscuro ritual para
liberar a los Orphans sobre el mundo, o al menos una de las fracciones del
collar y que de ese modo la humanidad sucumbiera. Las tres hijas de la espada
nos unimos en pie de lucha junto con los dioses de nuestras propias tierras,
nos enfrentamos a él y a su gente, pero había amasado una gran cantidad de
poder y aliados, así que mis queridas hermanas, Ame no Kana y Ame no Shura se
sacrificaron por el bienestar del mundo, me entregaron los fragmentos de sus
tesoros sagrados imbuidos con sus propia energía vital, con ello pude completar
la espada de nuestro padre y derrotar a Kiyoku. Pese a todo, se considera un
gran delito tomar la vida de un dios mayor sin la aprobación de uno de los tres
principales, así que volví al reino celestial donde mi madre gobernaba, postré
a Kiyoku a sus pies, relaté nuestras desventuras y esperé su sentencia de
muerte, pues de ocho hermanos cuatro fueron muertos por él y yo tuve que
aceptar el sacrificio de mis hermanas por su causa, estaba llena de dolor y de
ira.
Sin embargo Amaterasu fue clemente
con él, no tomó su vida; como castigo lo encerró en el borde de la tierra de
Izanami, lo que ustedes los mortales llaman el infierno, allí se quedaría a
pudrirse por el resto de la eternidad como el que ha muerto, pero padeciendo
como el que continúa con vida. Yo no pude albergar perdón en mi corazón, sólo
su muerte traería paz a mi existencia, y pese a que mi madre me invitó a morar
en el reino de los cielos a su lado, decliné, pues el mundo se había vuelto a
sumir en guerras y no quedaba ninguno de los Ocho grandes para velar por su
cuidado. Amaterasu comprendió mi angustia y mi enojo, mas me advirtió mi propio
destino antes de verme partir con un grupo de sus leales dioses... —Has nacido
por la espada, has vivido por la espada y perecerás por la espada un día— Aún
recuerdo su expresión de pena en su hermoso rostro, no lo entendí entonces,
sigo sin entender todavía, sus acertijos nunca significan lo que uno espera o
simplemente fue el consejo de una madre. Pese a mi rebeldía, Amaterasu obsequió
para mí dos criaturas leales a ella, las bestias espirituales que custodiaban
la puerta a su morada. Durhan, el lobo gélido y Yiroku, el dragón negro de la
coraza impenetrable, para acompañar mi soledad y una no lo dijera, se lo
agradecí.
Volvimos al mundo y restablecimos
las cosas; cuando todo estuvo hecho, hice un pacto con todos los dioses que me
acompañaron, una vez más cada uno velaría por un fragmento de tierra para
mantenerla a salvo y no permitir que los Orphans volvieran a materializarse.
Creamos sellos en cada lugar, dejando puertas únicas para poder movernos entre
ambos mundos, obligamos así a los Orphans a proyectarse en un espacio donde
ningún mortal volvería a verlos, pero tampoco volverían a vernos a nosotros.
O eso pensamos, los humanos son
criaturas misteriosas, debí suponer que si sus temores podían dar origen a la
aparición de un Orphan, las emociones opuestas podrían tener el efecto
contrario. Algunos aprendieron que allí donde la enfermedad, la violencia o el
desastre acontecía, podían llamarnos con un rezo lleno de su propia fuerza de
voluntad y su poder espiritual, después unos cuantos pudieron vernos y hasta
traspasar las dimensiones que establecimos para separarlos de los demonios. A
esos hombres y mujeres con la capacidad de ver, llamar y hasta repeler
espíritus, los llamamos sacerdotes y sacerdotisas. No pasó mucho tiempo, cuando
el vínculo entre deidades y humanos se hizo más estrecho, algunos dioses
llevaron su cuerpo al mundo mortal, se casaron y tuvieron descendencia con esas
personas. Ante este hecho y temiendo un incidente como el acontecido con
Kiyoku, Amaterasu prohibió el vínculo entre dioses y mortales obligando un voto
de castidad tanto a los sacerdotes y sacerdotisas, como a los dioses a los que
servían, so pena de tornar mortales a los dioses que desobedecieran su voluntad
y retirar a los sacerdotes el privilegio que su propio poder espiritual les
había conferido. Esa es otra de las razones por las que los dioses no toman
como esposas a sus sacerdotisas... Cof.
Claro que yo nunca tuve esa clase de
sensaciones, no vio mi corazón a otra deidad que atrapara mi interés, pues
entre nosotros sí está permitido ese tipo de contacto. Pensé que como la
criatura nacida de la espada que yo era, había sido creada sin la capacidad de
amar... una vez más, me equivoqué. Vino a mí una doncella con un poder
espiritual como ningún otro que hubiera visto a lo largo de mi existencia, la
recibí en mi templo y a cambio de su voto, le brindé la posibilidad de estar
junto a mi forma material entre las dos dimensiones, la instruí con esmero y le
obsequié mi afecto sin notar, que era demasiado, que perdía el corazón en sus
actos más desinteresados. Misha, era la más amada de entre mis leales
sacerdotisas, aquella por la que hacía el sol brillar para contemplar su
sonrisa...
No cedí jamás a mis propios anhelos,
justamente porque la perdería irremediablemente... no sabía entonces que ya la
había perdido cuando ella vino a mí solicitando romper sus votos para morar con
un mortal llamado Naraku Kruger, justamente el príncipe de la tierra que yo
había jurado proteger. Con una profunda pena la liberé de nuestro acuerdo y
bendije su unión con él, en cuanto yacieron juntos ella no pudo verme más. Eso
no significaba que yo no pudiera verla, o que no lamentara cada momento
después, cuando ese humano faltó a sus promesas, al honor, a todo... y la
maldición tuvo lugar.
Vi la magnitud de mis errores cuando
Misha quedó encinta y aquel desleal rompió sus esperanzas de la misma forma que
lo hacía con todas las doncellas cuya belleza le atrajo en el pasado, su pureza
le había condenado y aunque guardé una minúscula esperanza al percibir un
ínfimo sentimiento de amor dentro de él, eso no fue suficiente para un príncipe
como él, ni importó cuando se deshizo de ella. Dolida y mancillada, repudiada,
Misha suplicó por mí pero nada podía hacer para consolarla, aunque me presenté
ante ella tomando posesión temporal de un cuerpo material, no me reconoció, ni
siquiera hizo caso de mí, me apartó y hasta renegó. La realidad es que aún
siendo dioses, no podemos forzar las decisiones de los mortales y mi castigo
sería ver en lo que ella se convertiría por motivo de Naraku.
Ella usó todo aquello sobre lo que
le instruí para la venganza, realizó un ritual muy antiguo y peligroso en la
parte más alejada de Fukka, fue al lago de las lamentaciones, así la vi morir
mientras derramaba su sangre en el agua como sacrificio, con el valor de su
vida imploró una venganza implacable sobre todos los Kruger siendo la más severa
muerte para Naraku, suplicó la extinción de su linaje. Al no encontrarme acudió
a otro dios más oscuro del que sabía, del que yo misma le había hablado. Ella
rompió el sello que yo creé y convocó al más poderoso ser al que me hube
enfrentado, no lo supe hasta que fue muy tarde... susurró su nombre, llamó a mi hermano, Ame no
Kiyoku.
Intervine entonces para evitar que
el despreciable, el traidor de los cinco pasara al mundo terrenal, cerré las
puertas pero él extendió su brazo para mantenerla abierta, desenvainé mi espada
y mutilé su brazo, aún así aquel que había sido descompuesto durante más de un
milenio en la tierra de los muertos, no gimió, ni se lamentó, porque una vez su
mutilado miembro tocó la tierra, de su puño cerrado cayeron varias cuencas de la
magatama, todas ellas se fisuraron, brillaron intensamente tomando a su favor
el segundo sacrificio que había tenido lugar con la muerte de la pequeña
Ankara, la hija no nata de Misha y Naraku. Miles de demonios escaparon en todas
las direcciones, contuve a los más poderosos con rapidez, pero a cada uno de
mis descuidos de la puerta al mundo espiritual, Kiyoku tomaba la oportunidad
para intentar entrar.
En ese momento tomé la más difícil
decisión de mi larga existencia, sin un linaje real en la tierra protegida por
mí, las gentes sucumbirían ante los ataques de las naciones vecinas, incluso de
su propia gente en la debacle que causaría la sed de poder, no podía permitir
que los Kruger perecieran por la sentencia de muerte que Naraku había posado
sobre todos ellos. Del mismo modo que no podría contener a mi hermano y
destruir a los Orphans que se materializaron en la tierra de Fukka. Necesitaba
sin lugar a dudas un esbirro que sirviera a mis fines, alguien que pudiera
enfrentar a los Orphans mientras yo continuaba repeliendo a Kiyoku
Así que decidí encerrarlos dentro de
las fronteras de una de las fracciones de mi territorio, los limité a existir
dentro de Fukka, a la par que escondí a Naraku de las criaturas que lo buscaban
para darle muerte, expuse su verdadero ser al exterior dejándolo ser la
criatura abominable que siempre había sido, le di las armas para defender su
propia existencia fortaleciendo cada uno de los rasgos que lo habían convertido
en el monstruo de las mil cuchillas, con una única prohibición, jamás le
estaría permitido usar su poder contra otras personas, si sus manos se
mancharan de sangre humana... entonces yo revelaría su presencia a las
criaturas nacidas de la maldición de Misha. Aunque siendo honesta, lo
despreciaba y me ensañé con su antes cautivadora apariencia...
Una vez la oscura noche cesó, los
Orphans buscaron la ocasión de apartarse de mi vista escondiéndose en los
bosques y montañas, pero Kiyoku y yo aún batallábamos. Riendo me advirtió que
si una parte de él reposaba en mi tierra, tarde o temprano podría volver a
entrar, con el menor de mis descuidos, el sopor de un sueño o una mirada
distante, cualquier oportunidad él la tomaría, pues vasta e inagotable era su
paciencia. Su tormento le había enseñado a esperar incluso en las más horrendas
circunstancias.
Sonriendo, dijo entonces. —Tu empeño
por proteger a los indignos humanos la vida te valdrá pequeña hermana— Pero lo
cierto es que no temería por la longevidad de mi existencia perenne, porque
roto estaba mi corazón. Sentí la tentación de dejarle entrar, incluso pensé en
encontrar el alivio en la muerte para ir tras ella a un lugar en extremo
oscuro, él sintió ese momento de debilidad... después me habló y aún no he
olvidado sus palabras.
— ¿Es tan grande tu fe en los
humanos?—
—No les protegería sino creyera en
que pueden ser mejores—
—Yo te demostraré, que no son ni
serán mejores...—
—No dejaré entrar tu maldad aquí,
puedo ver y sentir la putrefacción de tu ser... incluso ese brazo que he
desprendido de ti, envenena mi tierra—
—Sanaré... ya no estoy en esa tierra
de los muertos. ¿Por qué no pruebas ahora que estoy débil? ¿Por qué no tomas de
mi mano el espíritu de esa doncella que tanto amaste?— Musitó incitando mi ira,
quería que lo dejara entrar para batirnos en duelo.
—No juegues con mi conocimiento, ese
cuerpo no es más que un arlequín lleno de tus magatama malditas, atestado de
millones de Orphan para inundar el mundo que protejo y no está en tu potestad
devolverla tal y como era—
—Ella ofreció su alma en mi nombre,
así que me pertenece, te la devolvería, le haría un cuerpo perfecto para ti...
si alguna vez derrocamos juntos a los 3 grandes, entonces gobernaríamos los
dos, podrías elegir estar junto a ella siendo una diosa... sabes que con la
espada de nuestro padre y mi magatama, seríamos invencibles...—
Mentiría si dijera que la
posibilidad de vivir junto a Misha no me tentó por al menos un instante, pero
recordé que de nada serviría, no puede forzarse el amor que no nace y se
entrega como un regalo. —Yo no ansío tener poder, el orden de las cosas se debe
a que los 3 grandes existen... sin ellos el mundo y sus leyes naturales
entrarían en caos, todo sería destruido—
—Para hacer un mundo nuevo, el
anterior debe perecer Mikoto... un mundo a nuestra imagen es lo que puedo
darte—
—Un mundo a tu antojo, sin personas,
un lugar frío... no es lo que yo ansío... no te dejaré ir Kiyoku, ni te dejaré
entrar, aunque tenga que aguardar aquí la eternidad... yo jamás perdonaré lo
que le hiciste a Shun, Ikki, Kai y Kuni... por ti mis hermanas Kana y Shura
están atrapadas dentro de la espada de nuestros padre, te aborrezco y cada día
de mi existencia, viviré... para enfrentarte y derrotarte un día—
—Eso sería inconveniente hermana...
no planeo pasar otro siglo apresado, así que te ofrezco un trato—
—Nada de lo que ofreces quiero...—
—Anhelas mi destrucción y con pena,
yo me veo obligado a desear la tuya... entonces hagamos una prueba, yo me iré durante
12 vidas mortales como doncellas han entregado su vida en pos del hombre
desleal, aquel al que juraste proteger de mí, de Misha... deja que 12 de sus
vástagos se escondan miserablemente de la luz del día, que tanta sea su fealdad
que apenas el brillo de su alma pueda cautivar y si es que alguien pudiera
amarles sinceramente en este mundo de vanidad ciega, entonces yo te daré la
ocasión de enfrentarnos con nuestros cuerpos materiales... de nuevo podremos
batirnos en duelo y quien gane, reclamará para sí el tesoro del perdedor, junto
con la tierra que le pertenece—
— ¿Por qué esperaría tanto tiempo?
Enfréntame ahora—
—Porque en el fondo deseas que ese
hombre pague por el dolor que le causó a tu querida Miko—
—Eso no me interesa, Kiyoku...—
Afirmé sin dejar de sujetarlo. —Tu palabra no es de fiar...—
—Tomemos un juramento divino, si uno
de los dos faltara... sabes que nuestra madre vendría a la tierra para hacer
cumplir las leyes ancestrales—
—Está bien Kiyoku, Juremos...—
Admití y comencé a recitar mi promesa.
—Doce vidas mortales transcurrirán
En las que malditos los Kruger
estarán,
Si uno de ellos el amor sincero
lograse encontrar,
Prueba suficiente esta será,
Ame no Kiyoku y ame no Mikoto en
duelo a muerte se batirán…
Y al final solo uno sabrá ganar,
Del duelo final el tesoro el
vencedor obtendrá,
Juro así sea por mi vida y mi
potestad—
Recité acorde a las antiguas leyes,
develé el tesoro que era la espada de mi padre y sobre ella se inscribieron
marcas con el juramento ya citado. Kiyoku también extrajo su magatama la que se
marcó de igual modo, pero antes de que el juramento estuviese completo, el
reafirmó su parte:
—Sí no es por amor que fueran
liberados
Uno a uno a su más temible demonio
enfrentare
Cuando la luna de rojo se tinte;
Prueben los guerreros el valor de
sus actos
O el amor de sus corazones antes
vacíos...
Juro así a tu potestad y ofrezco mi
vida también,
Ante el poderío de los dioses sea
sagrado el juramento...
Amaterasu, Susanoo y Tsukuyomi...
los tres grandes—
Solté a mi hermano y nos miramos
desde los lados opuestos de la puerta espectral, él sonreía siniestro. — ¿A qué
te has referido con la luna roja? Eso no hacía parte de nuestro acuerdo—
Reproché indignada como si no supiera que la honestidad de Kiyoku era tan
grande como un grano de arena.
—Ve por ti misma Mikoto...— No
necesitaba volver la vista, sabía que su brazo, el que yo cercené, mutaba sobre
la tierra que yo atesoraba... de sus despojos se formó una criatura tan
poderosa como la extensión que había sido el brazo de un dios, un dragón pálido
de ojos dorados y alas de fuego rojo nació de la podredumbre y se alzó glorioso
sobre los cielos a plena luz del día. —Contempla al hijo de la desgracia, con
la sangre de tu amada Misha, con su alma encerrada y condenada como la del ser
no nato que mató para llamarme... 400 años pasarán y ella vagará por tu mundo
haciendo su voluntad con el poder que yo le he otorgado, éste es el hijo no
nato de aquel al que más detestas... mas no podrás destruirlo tú... sólo su
padre y su progenie podría, será la verdadera prueba de ese al que proteges. Te
juro que Naraku Kruger y los otros 11 perecerán por su garra o por su propia
mano—
—No fallarán... ahora apártate de mi
vista y prepárate para nuestro duelo, porque habré de matarte ese día— Con un
raudo movimiento me di la vuelta y sin descuidar la puerta por temor a otra
traición de mi hermano, lancé mi espada sobre las fauces de la bestia poco
antes de que emanara una bocanada de fuego sobre el poblado, la espada cerró su
boca sellando su poder instantáneamente. Aún más rápido conjuré un hechizo para
mantener dormida a la criatura durante el tiempo que pasara entre cada luna
carmesí. Al volver la vista atrás, el lord de la Magatama se había dispersado
en la bruma con todas y ninguna dirección.
Fue así como debí mantener mi
promesa, exponiendo la fealdad de los Kruger generación tras generación,
esperando cada vez, que al menos uno de ellos pudiera comprender el verdadero
significado del amor, pero cuando fallaron, una ola de destrucción vino sobre
Fukka cada vez, comprendí tras la primera derrota que si debían enfrentarse a
Kagutsuchi durante la luna carmesí, tendrían que ser capaces de luchar por su
propia cuenta, así que establecí a los Kruger como los guardianes de Fukka, la
bestia de Fukka debía enfrentar cada vez a los Orphan en vez de mí para adquirir la habilidad
suficiente, yo me aseguraría de que ninguno de esos seres escapara fuera de mi
barrera y a cambio les devolví como obsequio su forma humana durante cada luna
llena, apartando durante 24 horas todo rastro de mi poder o el de Kiyoku sobre
ellos.
Todo falló, hasta el día en que
Takeru apareció en la entrada del castillo Kruger, si bien se miraba tan
angustiado y enfadado como todos sus predecesores, la manifestación de la
maldición había sido más tenue, la oscuridad de su ser era por mucho inferior a
la de los otros Kruger. A diferencia de los demás, él se preocupó como un
verdadero heredero del bienestar de su pueblo y ello trajo consigo la
curiosidad de la gente, luego captó el interés de la bella Saeko Kuga a quien
la torpeza y timidez de aquel hombre se le antojó cautivadora. Mas el amor debe
ser expresado con hechos y palabras, puedo jurar que los vi amarse, pero tarde
la promesa de amor fue musitada, la Luna carmesí de Takeru había pasado ya y
con ello su tiempo, su oportunidad se había extinguido... fue una desagradable
forma de comprender la trampa en el juramento de Kiyoku, no solo limitaba la
posibilidad por la fealdad de aquellas abominaciones, sino también acortaba el
tiempo entre el acto de amar y ser amados, al plazo de un año. De aquella
esperanzadora unión, nació Natsuki, una niña con la maldición en su carne...
pero dime ¿Qué fealdad podría exponer de un ser tan inocente? Un pequeño bebé
nacido de un hombre al que se le había negado la posibilidad de una vida normal
junto a su mujer y su retoño. Lamenté mi promesa el día en que nació la niña,
así que puse toda mi fuerza en brindarle esta vez una forma más poderosa y
portentosa, le di a Durhan... mi lobo blanco, para cubrirla del manto de
oscuridad de la maldición.
Natsuki Kruger, de entre todas las
bestias de Fukka encontró el amor de una inusual manera, más adverso y hermoso
de lo que pudieron anticipar mis vaticinios. He cumplido la parte de la promesa
que me corresponde, así que al final de este último ciclo, Ame no Kiyoku morirá
por mi mano o pereceré en el intento blandiendo la espada de la Tormenta.
—Ha pasado mucho tiempo Mikoto...—
—Ha pasado el tiempo...— Un hondo suspiro abandonó la
garganta de la cansada deidad. Los ojos hechos de oro contemplaron silenciosamente
a Mai, como esperando a que cada palabra encontrara donde asirse en la mente de
la joven, ciertamente lo había simplificado todo cuanto le fue posible. Su
historia se reducía a ser la disputa de dos dioses, a recoger sus estropicios y
perderlo todo en ese empeño ¿Qué más debería entregar por la misión que le
había sido impuesta? No daría nada más, salvo su vida.
—Mikoto— Volvió a decir suavemente la pelirroja, como si le
espantara la idea de ser escuchada. — ¿Por qué siendo una diosa no pudiste
anticipar estos hechos? ¿No es infinito su poder?—
—No soy infinita, querida Mai... puedo perecer por la mano
de otro como yo y envejecer a un ritmo bastante más lento que los mortales, por
otro lado. El hilo del destino se entreteje en miles de líneas, millones de
trazos combinados aquí y allá, como Diosa puedo acceder a las posibilidades que
se posan sobre cada uno de los seres, pero no puedo intervenir en sus caminos o
sus elecciones,
—Sospechaste entonces lo que esa... mujer ¿Haría?— La Fujino
no pudo esconder cierto desdén hacia la mujer que claramente había roto el
corazón de Mikoto, el pensamiento de la herida que la hermosa deidad escondía
en su rostro sereno, crispaba los nervios de Mai, así como enervaba su sangre.
—Sí que vi lo desdichada que sería Misha si Naraku faltaba a
su honor, pero también vi la infinita felicidad de un hermoso hogar y la dicha
que nacería con el nombre de Ankara, la preciosa hija que pudieron tener...
lamentablemente no vi, que además del dolor que ocasionaría la traición de ese
hombre se sumaría mi ausencia para quien acostumbrada a verme, comprendió tarde
que al renunciar sus votos por un hombre, había roto nuestro puente
espiritual...—
—Entonces ¿Enfrentarás a tu hermano sin saber quién saldrá
victorioso?— Una espinosa duda comenzó a llenar de angustia a la de violáceo
mirar. Sabía o entendía que la confrontación de la que hablaba Mikoto definiría
el destino del mundo tal y como lo conocía, pero todo en lo que podía pensar
torturadamente, se reducía a dos cosas.
—Exactamente... querida Mai—
La primera, la seguridad de Mikoto. —No...— Reprochó molesta
la mediana de los hermanos Fujino. — ¿No puede otro dios enfrentarlo?—
Cuestionó mordiendo imperceptiblemente sus labios. — ¿Por qué tú?—
Mikoto sonrió mirándola con ternura, como si fuera una niña
en medio de un capricho infantil. —Es mi batalla, de ninguna manera permitiría
que otra deidad luchara en mi nombre... de cualquier modo, nadie más puede
empuñar la espada de la tormenta, solo yo puedo retirar el tesoro de las fauces
de Kagutsuchi, pues cuatrocientos años lleva mi espada, sellando su fuego
mortecino— La pelinegra deslizó sus dedos sobre la mejilla de Mai y la miró tan
intensamente que esta se quedó sin respirar. —Velaré porque vivas en un mundo
libre de monstruos y pesadillas, donde tus hijos puedan crecer, ser dichosos—
¿Entonces la diosa veía su futuro? ¿Tendría hijos con Reito
y sería feliz? ¿Acaso podría amarlo alguna vez? Sería como un dulce y distante
sueño que en el fondo de su ser sabía irrealizable.
La segunda cosa que causaba zozobra en el corazón de Mai, no
era otra que sospechar sobre los vivos sentimientos de la joven Kami. —Aún...
¿Amas a Misha?— Soltó de un jalón ante de perder el valor para hacer esa
pregunta.
—Yo jamás dejaría de amar, el sentimiento solo se transforma
y crece, siempre querré a Misha Kaname...— Mikoto vio entonces que sus palabras
serían interpretadas de una manera incorrecta.
—Entiendo...— Mai sintió un vacío en el estómago, una picada
llena de celos en el pecho y una decepción del tamaño del mundo, apenas pudo
contener los acuosos que se formaron en sus ojos sin que comprendiera del todo
la razón de su amargura.
—... pero mis sentimientos no se manifiestan para ella en la
forma del amor romántico... ahora alguien más ocupa ese lugar en mi corazón— La
deidad felina sujetó entre sus dedos la mano de la Fujino, mirándola como si no
hubiese nada más en ese mundo creado solo para las dos.
—Alguien...— Susurró abrumada por el repentino palpitar
acelerado de su corazón.
— ¿Realmente no lo adivinas... Mai?—
—Me temo que... no— Dudó.
—Entiendo...— Mikoto pareció decepcionada pero esa expresión
no tardó demasiado tiempo en su faz, cuando una luminosa sonrisa emergió en sus
labios. —Debo decirte que pronto serás tía de dos preciosas bebitas...
felicitaciones a su casa—
— ¿Tía? Seré tía... ¿Acaso Takumi y Akira?— Mai se irguió
como si tuviera un resorte incorporado, una buena le esperaría a su hermano
¿Era tanto esperar al matrimonio? Ahora tendrían que apresurar las cosas,
esperaba que el embarazo no se le notara tanto a la Okuzaki, sería bueno evitar
rumores. Mil y un pensamientos surcaban la mente de Mai mientras caminaba de un
lado a otro entre emocionada y ansiosa, malvadamente la diosa le dejó
profundizar en sus locas ideas hasta el momento que lo consideró oportuno.
La deidad sonrió ladinamente mientras negaba con la cabeza.
—Shizuru es quien tiene unos pocos meses de embarazo—
Los iris violáceos temblaron en la cuna de aquellos ojos
brillantes, luego miró a Mikoto sin atreverse a pensar o sacar conclusiones,
como esperando para no dudar de la querida castaña. — ¿Quién es el padre?—
—No es propiamente dicho un padre en los términos que los
mortales lo entienden... Natsuki Kruger también es madre de las criaturas—
— ¿Cómo es eso posible? Natsuki es mujer y...—
—Soy una Diosa, Mai... ¿Por qué supones que esto sería
imposible para mí?— Un rostro sabio se expuso en la cara de Mikoto, como si
trascendiera más allá. —Yo le dí a Kruger este regalo a cambio de su sacrificio
durante todos los años de su vida que tuvo que cargar con la maldición... no es
tan difícil si recuerdas que yo fui creada de una espada—
La pelirroja comprendía entonces los motivos de la
pelinegra, tanta bondad miraba en los ojos dorados ¿Cómo no adorarla o amarla?
Entonces una idea asaltó el pensamiento cálido. —Pero... nadie va a creerle—
—Lo sé, si bien les di un regalo a Shizuru y Natsuki, el
mundo es como siempre... un lugar lleno de prejuicios, por esto te lo digo a
ti, ayúdale a tu hermana a defender su honor de los terribles juicios que
pudiera hacerse su familia, para ella los pensamientos de los demás no
significan nada, pero lo que piensen aquellos a los que ama le afecta más de lo
que pueda parecer— Mikoto dijo esto con toda seriedad, tornándose un poco más
sombría en un breve silencio, sus cabellos negros cubrieron la dorada mirada.
—Me gustaría exponer mi obsequio con mis propias palabras, pero me es imposible
abandonar Fukka, incluso ahora mi tiempo junto a ti se agota... el alba ya
asoma en tu ventana, las herraduras de los caballos han alcanzado el empedrado
después del portón y el carruaje arribará en unos instantes, la abuela Kaede
prepara su chocolate de canela sin saber que el número de comensales se
incrementará abruptamente, sin saber que tendrá que consolar la pena de su
nieta—
Mai tuvo un angustiante presagio, pues la amargura que
delataba la deidad era síntoma de noticias lóbregas ¿Por eso le había dado un destello de alegría al informarle del
estado de buena esperanza de su hermana? —No mires fuera de aquí... aún estoy
junto a ti— Pidió con esa extraña angustia en el pecho.
—Gracias por eso, dulce Mai... mi querida Mai... me sentí
tan feliz de estar aquí contigo, hice un mundo solo para tí...— Confesó Mikoto
sujetando las manos blancas de la bella Fujino. —Fui egoísta por una vez, a lo
largo de toda mi existencia y tú me concediste serlo... me sentí completa como
nunca, llegué a atesorar la gracia de la humanidad contigo— Silenciosas
lágrimas comenzaron a verterse desde los ojos de oro luminoso, lluvia y truenos
volvieron a surcar los cielos, el temible dios gato, la llamada virtud de la
desgracia sufría como cualquier mortal la lamentación de las cosas simples a
las que pese a ser diosa no podía acceder. —Estoy feliz de haberte conocido, de
haber sido vista por ti...—
—Mikoto... es una noche más, no estés así de triste— Verla
llorar, como si llevara una herida insanable, era tener una espina enterrándose
en la carne, en el corazón mismo. —Yo siempre estaré para ti... eres mi diosa
favorita— Sonrió la Fujino con el ánimo de alegrar a su querida Mikoto.
—Te... te amo Mai...— Dijo sin más, sin dar ocasión al
pensamiento. La pelinegra sujetó suavemente las mejillas de la pelirroja y
acarició los anhelados labios carmín de la hermosa Mai, fue un tacto tan suave
y electrizante a la vez, que la Fujino yació abrumada por unos cortos segundos.
Cuando la hija de Amaterasu supuso entonces que sus esperanzas morían con la
quietud de la doncella, las manos de Mai se aferraron a su cuello y su ansiosa
boca no le permitió apartarse. Cerrados los párpados en entrega sublime,
aferradas la una a la otra degustando los carnosos labios, la deidad se abrió
paso con la pasión naciente de la joven dama y profundizó aquel beso, las
gentiles caricias de los dedos de Mikoto se deslizaron por las mejillas níveas
de la atesorada mortal cuyo corazón había robado, vagaron por la base de su
cuello, respingando a la criatura entre sus brazos, quien no saciaba su sed a
pesar del transcurrir de los instantes, si supiera ella que la Diosa sería
capaz de detener la marcha de las manecillas por la ocasión de hacer de ese
instante, un momento eterno. Mas recordó Mikoto que su dicha no podría
atraparse en aquella dimensión, no por más tiempo.
En cuanto sus labios se apartaron, los ojos dorados miraron
con amor profundo a la pelirroja, pero aquella sonrisa triste persistía para
contrariedad de una muy sonrojada Mai. La pelinegra se acercó al oído de la
joven, como si temiera que alguien más la escuchara. —Vuelve al mundo de los
mortales, es allí donde perteneces... sé feliz con el hombre al que escogiste.
Pase lo que pase yo velaré porque este mundo en el que vives persista a pesar
de mí, aun en otra dimensión y otros mundos, mi corazón será siempre tuyo... mi
amada Mai—
Cuando la Fujino quiso replicar, sintió la suave mano de la
Diosa a la altura de su pecho, tan cerca de su cuello. Miró sus ojos tan
brillantes como soles amarillos, su rostro tan sereno, contempló la boca que
besó, en ella leyó lentamente un Adiós. Las cuencas de sus ojos se abrieron
abrumadas al entender, pero apenas en sonido de un cristal rompiéndose le
advirtió de la cruda verdad, se sintió jalada más y más lejos de la persona a
la que había esperado sin saberlo, a la que había amado con temor al amor por
su idea de imposible, así con el corazón a mil latidos, se despertó llorando en
su cama, allá en la habitación conocida de la casa de su padre. Llevó la mano a
su pecho para consolar aquella angustia en la gema que le había obsequiado
Mikoto, más solo encontró vacía la cadena sin un dije adherido, bajó la mirada
y la vista se hizo borrosa entre lágrimas, pequeños y translúcidos cristales
diamantinos estaban desperdigados sobre su sábana. —Miko... Mikoto...— Susurró
con voz dolida, sabiendo que la Nigishikuni había deshecho su vínculo por
propia voluntad. —Cruel... Mikoto— Volvió a decir sintiendo la humedad
deslizarse por sus mejillas, por su barbilla, hasta caer sobre la tibieza de su
bata de noche. —Mikoto...—
No se dió a la pena ocasión de inundarlo todo cuando la
puerta de su cuarto era tocada vigorosamente desde el otro lado. —Mai... baja
pronto...—
— ¿Qué pasa madre?— Intentó sonar serena.
—Tu hermana... Shizuru está aquí y las cosas no parecen ir
bien... sal pronto, te esperamos en la sala— Dijo Mizue, dejando a la pelirroja
con un mar de inquietudes y cavilaciones.
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autor.
Es una parte importantísima, de como aconteció todo aquello lo que cuenta la diosa gato, eh de decir que me fascina la fantasía con toques antiguos y mitológicos y lo diré siempre ^^. Los meses que pasen me serán una eternidad, hay mucha tela que cortar ay no se con que nos sorprenderas estoy ansiosa en la próxima actu. Siii confirmado el embarazo de shizuru ay por dios ay por dios!
ResponderEliminarJeje como dije, se que no es el capitulo tal cual lo esperaba, sin embargo no podría dejar de ponerlo, no veía un mejor momento u ocasión de relatar o avanzar las interacciones entre Mai y Mikoto, aprovechando para desarrollar un poco más la explicación de la trama, es una alegria que no hubiera desentonado y que los hubiera dejado emocionados. Y si más confirmado el embarazo no se puede. Espero nos sigamos leyendo más adelante.
EliminarAbrazos Forever... cuidate,
Di saltitos de emocion, en verdad que capitulazo el que nos ofreciste. Caundo empece a leer no queria que se termine el capitulo me llevas a ver la historia como si estuviera viendo una pelicula.
ResponderEliminarLa boda de mai y reito se adelanto tengo ganas de entrar en la historia e interrumpir al momento de que el padre diga quien se opone jejejeje. Por otra parte el embarazo de shizuru es inminente pero seguro habra malas lenguas y se exparcira el rumor de que hubo infidelidad.
No aguando mas esperemos que prontico actualices la continuacion
Con cariño
Maria Rene
Jajajaja como dije en la trama mi estimada Maria Rene, Reito no es idiota y siente lo que le corre pierna arriba jajaja, creo que más que solo tu quieren aparecerse en esa boda e impedirla a como de lugar n.n.
EliminarSi mujer lamentablemente sabes como son los chismes, justamente por eso Mikoto se conduele y rebela tan valiosa información, va a ser complicado el tema. Tu sabes, mentes pequeñas.
Abrazos señorita, nos seguimos viendo.
Solo diré que lloré con el final de este capitulo por favor publica prontooooo. No me dejes con esta angustia jajaja. Bueno de verdad que cada vez se pone mejor. Espero leerte muy muy pronto.
ResponderEliminarHay querida Ross, me lamento de informar que estando primeramente Nunca Digas Adios, Tempus Vitae... por ahora no podré publicar tan pronto como quisiera el siguiente capitulo, así que tengamos paciencia. Otra cosa que si te puedo asegurar es que les voy a dejar alguito para que se entretengan mientras vuelvo a publicar jejeje.
EliminarAbrazos Ross
Siempre y cuando sean tus ecritos espero si he seguido fiel otro tpoco mas no importa siempre con tal de leerte y aun mas si dejaras un regalito, solo no lo dehes abandonado de vdd que me transportas a otro lugar cada vez que te leo y sinceramente me meto a revisar solo para ver si ya actualizaste jeje. Bueno a esperar se ha dicho un abrazo.
EliminarSanta cachuta habra pelea epica entre Mikoto y Kiyoku quien saldra victorioso? pucha cuanta adrenalina ahora me queda claro como surgio todo ^^. LucreM
ResponderEliminarEspero estar a la altura de la descripción de esa contienda jajajaja
EliminarGracias por tu lectura LucreM, me alegro qhaber aclarado posibles dudas que tuvieras por ahí en el tintero.
Ohhh mikoto le dijo te amo O.O a mai y la besoo wao... ehm tengo curiosidad si más adelante su amor podrá lograr que esten juntas, junticas. Ahora entendí claramente el punto de la maldición de los kruger (la versión de la diosa) de donde comenzó, ahm no veo a mai con niños no no, que venga mikoto y diga (desde los cielos una voz estruendosa en plena ceremonia.... -¿quien se opone?-el Padre pregunta y se escucha una voz diciendo-YO ME OPONGO- esa sería mikoto) jaja claro que la autora intelectual de todo es ud Cristalsift, de verdad que IMAGINACIÓN Y ESFUERZO por que todo sea entrelezado, coherente y exquisito en la lectura, se disfruta, mycho yy que tristeza sentí porque mai ya no vería en sueño a mikoto uf. Creí que el hermano menor ho traicionaría llevando a zuru al conde nagi pero no señor, ahí en casita de los fujino fue a parar, porfa porfa no hagas que en el transcuro del embarazo estén alejadas nat&shiz, no se porqué siento que sufrirá y tal vez tenga dificultades en su gestación. Estoy re-re-enamorada de estos dos personajes y como lo pones aquí en tu trama muchísimo más awww N&S. No me gustará nada nadita que alguien dijera que hay infidelidad "por lo del embarazo" me pondré furiosa al igual que shiz lo sé, lo sé, uf ya me había olvidado de que ahi estará tomoe la muy ash me hiciste odiarla jaja. Es decir simplicando me haces tener mil emociones entre amor, celos, odio, ternura, tristeza, etc. Cuidate aquí esperando como siempre la conti como todos(as), "pacientemente" :)
ResponderEliminarSaludos!
Luci
Saludos querida Luci, jeje lamento decir que no te puedo spoilear, pero me ha emocionado mucho tu comentario, hasta yo me imaginé la intervención de Mikoto en tus terminos, un tanto genial! Me rei a decir verdad n.n
EliminarMe alegro en el alma que disfrutes la historia y te hagas tus propias ideas, eso siempre es un placer extra en una buena lectura, seguiré empeñandome en ello. Ya veras como queda el proximo, por ahora espero seas paciente ya que van otras 2 antes que esta, sin embargo... les daré un entretenimiento con un regalo que he estado preparando, y que espero me dé algo de tiempo en la redacción de Nunca Digas Adiós y Tempus Vitae*
Te mando abrazos y gracias.
Eres increible!! Esta historia me tiene atrapada totalmente. Es maravilloso poder compartir este proceso contigo, es como esperar a que tu escritor favorito avance en el libro que esta creando. Tengo que decir que llore en este capitulo, y se me van hacer largos los meses o semanas que tardes en actualizar ( que sabemos que es más lo primero que lo segundo), pero que seguro van a valer la pena. Me paso lo mismo que a Maria Rene, no queria que se acabara el capitulo :( es un placer leerte siempre. Un abrazo fuerte. -Joha
ResponderEliminarQue mas Tocaya! Jeje nos llamamos de la misma manera. Si lamento decir que atinan tus instintos, sin embargo, trataré de hacer los más que este en mi mano jeje pensar que leen los cap en un momentico y yo todas las horas que me tardo en lograrlas, aunque como dices, al final siempre vale la pena por los animos que me dan.
EliminarAbrazos gorditos Joha.
Ahhh..ahhhh...que capitulazo!!Ver la historia de la maldicion de los kruger desde la version de la Diosa,nos da un panorama mas amplio de como surguió todo.
ResponderEliminarY el embarazo de Shizuru...salte y grite de la alegria!!encima gemelar!!Esas dos no van a dar mas de bellas con las madres que tienen.Amo a Natzuki y Shizuru!!Y amo tus escritos mi querida Cristalsif!!Que honor para nosotras tener la magia de tus escritos plasmados por este medio!!
Como una fans tuya de hace años,nunca me voy a cansar de decir lo talentosa que sos,porque tenes un don maravilloso para la escritura!!
Estoy mas que contenta por la doble entrega!!Genia!!gracias!!!
Besos y esperando la continuacion.Mia de bsas
Van a ser 2 wiiiiii, fuera de eso que buen capitulo, ahora se tantas cosas y creo que el sacrificio que se da al final entre la Dios y Mai al final va a tener su recompensa (eso espero) . Me encanta no hay duda y al final los hermanos Ho optaron por el camino del bien... muchas cosas nos esperan y grandes batallas.
ResponderEliminarHay algo a lo que yo llamo el baile de la victoria, esa idea... que sean gemelas, merece ese baile... siiiiii
EliminarTienes razon, aun faltan unas cuantas cosillas por pasar, pero ya se vera. Gracias querida Nallely, me encanta haberte hecho sonreir.
Abrazos
Me encanta como escribes. Lindo relato. Linda forma de transmitir. Lindo todo lo que haces. Jejeje soy de pocas palabras
ResponderEliminarMis felicitaciones.
Gracias a ti por leer, eso ha sido muy amable de tu parte. Espero que pueda contar con tu lectura las próximas ocasiones.
EliminarAbrazos...
Hola linda me encanto tu relato la verdad extrañaba tu forma de escribir, siempre tan atrayente, ojala y publiques pronto la continuación porque alegras mis días
ResponderEliminarPd: Ehm ... una cosita, y discúlpame soy algo lenta para algunas cosas =$ Ehm ... es que no entendí que edad tiene Mikoto será 400
Un gran beso, y considérame una seguidora de tu historia.
Att: Fanny07
Saludos Fanny n.n
EliminarGracias por los cumplidos, yo sigo intentando no tardar mucho pero a veces la vida no colabora jajaja.
Sobre tu inquietud, 400 años es el tiempo que ha pasado Mikoto manteniendo la barrera de Fukka, es lo que va de tiempo en terminos de la maldición, sin embargo si dijera una edad aproximada de Mikoto, mmm ella tendría aproximadamente 2 milenios con 6 siglos, osease 2.600 años. Ya que ella fue creada cuando los dioses principales competían, muy al principio de la civilización descrita. No te preocupes, se que no es tan claro, jaja es que no quería hacer ver a Mikoto muy vieja, pero como podras notar, describi a una persona de 26 años, justamente porque Mikoto tiene fisicamente ese aspecto debido a que tiene 26 siglos jajaja.
Espero haber aclarado esta inquietud, tambien te mando abrazos querida Fanny07
Hermoso todo como lo escribes ...porfis no tardes tanto; besos desde Colombia sam
ResponderEliminarSaludos Sam, somos del mismo pais jajaja te aseguro que me esmero pero mmm no tengo el tiempo que me gustaria.
EliminarGracias por leer.
Guao yo siempre tengo mantengo por ahí en mis pendientes para leer y la espera vale totalmente la pena, es genial la manera que tienes de sumergir al lector en la fantasía y el ambiente; espero con ansias el siguiente capítulo y la continuación de tempus vitae. Gracias por compartir tu talento.
ResponderEliminarHolas, me alegra sorprenderte en grata forma, jeje que lindo me tienes en la agenda, jeje vaya continuidad, me encanta la fantasia porque no te limita, es tan grande como extendida sea la imaginación, así que me complace compartir mis locas ideas. Gracias por leer, por otro lado, si esta en trabajos Nunca Digas Adios y Tempus Vitae.
EliminarTe mando abrazos.
Siento que todos deben tener una oportunidad de ser felices más que todo por los sacrificios que han hecho a lo largo de sus vidas. La diosa Mikoto por su sacrificio de Natsuki como regalo le dio dos gemelas, que seguro llenara de felicidad la casa Kruger. La madre de Mikoto que entendí que vive en el cielo de los dioses debería obsequiar a su hija la mortalidad para que se case con Mai, ya que 400 años es mucho sacrificio. También de una vez debería debelarse que paso con Mashiro que también hace otro sacrificio por su pueblo que es casarse con alguien sin amor (u.u). En cuanto a Margarita Tomoe a estas alturas espero que este muerta jejeje y no haya salido de donde le dejo nokeada nuestra amadísima Natsuki y no estar en la casa Fujino, de ser así hará sus maldades y es capaz de matar a las criaturitas que no han nacido aun. Ya ha pasado muchos capítulos sin saber que paso con Nao Yuqui será que se fue al lado de Nagi será que se casó con el ijiiji (entre víboras se comerán). En fin las cosas pasaran como mandas tu digas. Un gusto siempre leerte hasta la próxima n.n. tu fiel seguidora AA
ResponderEliminarSaludos querida AA
EliminarMikoto es una deidad amorosa y sabia, pero esa sabiduría se ha construido con la dificultad y el tiempo. Jeje si lo piensas, ella fue enviada a luchar con los Orphan a una edad muy temprana, lleva más que solo 400 años con esa carga, lleva mas de la mitad de su vida... no digo más porque sería spoiler, pero se verá jajaja.
Todo a su tiempo mi estimada, No he olvidado a Mashiro, ni a Arika, tienen todavía una parte de su historia que contar.
Jajaja sobre Margueritte, la verdad me dió flojera describir sus circunstancias, pero vale, en el capitulo 41 describiré que pasó con ella si me acuerdo jajaja.
jajaja Nagi y Nao se te aseguro que se mostraran a partir de aquí en adelante jajaja, si ellos se entiendes, pero ya se verá como realmente.
Gracias por leer querida, ya luego tendras chance de ver si sale como lo ibas pensando n.n
Tantas emociones vividas en este capitulo, me encanta la historia de todo el origen y el embarazo de Shizuru!!! 😊 que ansiedad la espera del siguiente capitulo. Gracias por escribir tan maravillosa historia
ResponderEliminarSaludos querida Maria Alarcón,
EliminarJejeje se que hay ansiedad, pero hay regalo si dios quiere para mañana, un song fic llamado el tren. Que creo que les va a gustar, espero así calmar aunque sea un poco la ansiedad mientras me doy tiempo de escribir jejejeje
Abrazossss, me encanta que te guste, es un sonrisa... son pequeñas cargas motivadoras para seguir con los proyectos.