Cuando
Laura esa mañana se levantó se encontró con Joan en la cocina… revisaba la
heladera y la alacena…
-¿Qué
haces?
-Veo
que hay para cocinar… No hemos ido al supermercado en estos días…
-Y
si pides algo a la rotisería de la esquina.
-No,
Sara dijo que cocine, si sabe que es comida comprada me mete a mí en el horno…
-¿Tanto
poder tiene ella sobre vos, qué haces todo lo que te pide…?
-No,
no es total su poder sobre mí, pero sí tiene un poder especial y encantador…
-¿La
quieres mucho? – quería hacerla hablar… Ya que no la estaba ignorando. Y
necesitaba conocerla más y más.
-No
se nota… - Le contestó sonriendo.
-Jajaja
– Laura Rió – Mejor llamo a Estévez para que venga a almorzar – Fue a su cuarto
a buscar el celular y desde allí le gritó – ¿A qué hora le digo que venga?
-Antes
de la una… - Respondió y sintió la puerta abrirse – Voy a comprar algo para
comer – Y la puerta se cerró.
Eran
casi la una y Stone ya tenía la mesa preparada a medias y recalentaba la comida
que había ido a comprar media hora antes… Sara llegó.
-Hola
¿descansaron?
-Si,
por suerte dormí como un tronco – Le contestó acomodando los platos en la mesa.
-¿Cocinaste
o fuiste a la rotisería? – Preguntó Sara a Joan que sacaba del horno el pollo
asado con papas fritas…
-Rotisería
querida… nos levantamos re tarde… ni tiempo de pasar por el supermercado tenía…
-Bueno,
al menos hay para comer – Contestó.
En
ese instante, golpearon a la puerta. Stone miró a Laura. Y esta corrió a ver
quién era. Sonriendo abrió y Estévez apareció con dos botellas de vino, una de tinto y otra de blanco.
-Traje
el vino… - Entró diciendo y al ver a Sara detuvo su paso. Ella por su lado, cambió
la cara, y de la sonrisa pasa a la seriedad total.
-Ey,
Tontuelo espero que sean de buena cosecha sino te echo…
-Uy,
me voy solito entonces – Y se rieron los dos.
Sara
no hablaba. Parecía mala idea lo del almuerzo. Era demasiado silencio entre
todos. Había que romper el hielo. Stone
avisó que ya tenía el pollo listo que se sentaran a la mesa. Y los tres
callados le hicieron caso. Ella trajo el pollo y comenzó a trozarlo y a servir
a cada uno…
-Me
pasas las papas Sara – Le indicó Laura a ella con la mano extendida y Sara tomó
la fuente y se la alcanzó. Wal descorchó la botella de vino y se paró a servir
cada una de nuestras copas con la bebida. Al terminar volvió a sentarse al lado
de Laura.
-¡Buen
vino! – Comentó Stone probando un sorbo de su copa – A comer que se enfría el
pollito…
Fue
así que durante unos minutos, almorzaban sin decir una palabra, Stone y Laura
trataban de iniciar una charla sobre el clima y otras tonterías. A lo cual,
Sara y Estévez respondían por respeto y educación.
-Me
pasas la sal Sara – Dijo Wal mirándola… el salero estaba justo de su lado y él
extendió la mano esperando que ella se lo pasara… Sara miró el salero y sin
ganas, lo tomó y se lo ofreció. Sus manos se rozaron a pasarse el objeto. Y
rápidamente las alejaron como si un choque de corriente eléctrica les hubiera
dado a los dos. “Primer contacto, esto
podía funcionar” pensaba Laura mirando de manera cómplice a Stone que
también estaba muy atenta a todo lo que sucedía entre ellos.
Al terminar
de comer y Laura se dispuso a levantar los platos…
-Te ayudo
– Dijo Sara levantando su plato.
-No,
No, Deja que lo haga ella sola – Sostuvo Stone – Vos ayúdame a servir el helado
– Se levantó y caminó hacia la heladera y sacó un pote de helado.
Sara
buscó en la alacena algunas copas limpias para postre. Y con Stone sirvieron el
helado. Laura terminó de vaciar la mesa. Estévez sólo observaba.
-Listo
–Anunció Sara caminando con dos copas con helado hacia la mesa. Detrás Stone venía
con las otras dos copas. Amable pero algo sería Sara le ofreció la copa a Wal,
quien, la recibió y contestó con un simple “Gracias”.
-Y
si jugamos al truco… - Rompió el silencio Stone cuando los cuatro ya casi
terminaban de comer las copas heladas.
-No
me gusta el truco – Contestó Laura
-Odio
jugar a las cartas – Respondió Sara…
-¿Y
a qué les gusta jugar? – Preguntó Wal mirando primero a Laura, y luego a Sara.
-A
nada, ya no soy una nena – Disparó Sara.
-Nadie
dijo que lo fueras – Como defendiéndose le contestó Wal.
-Verdad
o Consecuencia – Gritó Romano.
-Sería
medio peligroso ese jueguito – Acotó Sara.
-¿Para
quién? – Dijo Stone levantándose de la mesa – Más tarde lavamos los platos
Laura… - Y se dirigió a los sillones…
-Para
algunas personas que no quieren enfrentar la verdad – Se apuró a decir Laura para
provocar a Sara
-Acaso
insinúas que en esta habitación hay cobardes – Disparó Estévez, quién había
sentido que esas palabras eran por él.
-Yo
no dije eso
-Pero
lo insinuaste – Metió cizaña Stone. Sara se mantenía al margen de la charla
hasta ese momento…
-Ok,
Pero estoy segura que ninguno se animará a decir la verdad… - Aceptando
jugar y parándose de su silla y caminado
hacia Stone para sentarse a su lado.
Wal
y Laura hicieron lo mismo… El que Sara dijera si al juego fue como que todos aceptaran.
Y
ahí estaban en listos para comenzar el juego, sentados los cuatro, Stone frente
a Laura, y Wal frente a Sara. Botellas de cervezas en la mesita ratona.
-¿Quién
comienza? – Preguntó Romano.
-Sara
– Anunció Stone – Es la menor de todos.
-Ok
– Respondió ella y mirándonos a Wal y a Laura – Stone elije ¿Verdad o
Consecuencia?
-Ehhh
mmmm – Joan pensaba que elegir, mientras miraba a Laura, como diciendo en
cualquier momento lograrían lo que planeado – Verdad.
-¿Segura?
-Sí,
Sara, Ya dispara tu pregunta.
-Bueno…
a ver… - Sara pensaba la pregunta. Wal bebía cerveza y la miraba
disimuladamente - ¿Te casaría con una mujer policía como tú?
-¿Casarme?,
sí que disparas… - Rió pero contestó rápido – La verdad, no sé, supongo que sí
¿Tú te quieres casar con un poli?
Sara
evadió responder a la pregunta que le tiraba Stone: - Tu turno, Joan.
-Bien,
ahora si… - Y se sobaba las manos como diciendo ahora es mi turno… agárrense –
Para ti Estévez.
-Por
qué me parece que me vas a fusilar ahora – Comentó él con la botella en la
mano.
-No,
no tengas miedo… no te va a doler – Le decía Stone con carita picarona y todos
reían debido al doble sentido de las palabras de Joan.
-Con
lo que me dices, mejor verdad, eres capaz de cualquier locura si elijo
consecuencia – Afirmó Estévez.
-¡Que
miedoso que eres! Pero bueno… Espera que pienso ahora la pregunta jajaja –
Riendo seguía hablando – Porque tenía pensada la consecuencia.
-¡Lo
sabía! eres una hija de tu madre…
Sara
observaba, Laura se dedicó a guardar
silencio, a sonreír y a mirar atentamente a Wal y Sara.
-¿Eres
así de estúpido siempre o sólo cuando una mujer te gusta? – Preguntó Stone.
-¿Queeeé?
– Gritó Wal algo asombrado por la pregunta tonta que le acabada de tirar Stone.
Sara
miró a Stone, quien le sonrió. Y ambos dirigieron sus miradas a Wal para
esperar la contestación de él.
-Vamos
contesta… Vamos a pensar que eres estúpido de nacimiento.
-¿Te
estás burlando de mí?
-Para
nada, sólo hice una pregunta… Se honesto… y contesta.
-Pues
soy tan estúpido como vos cuando te gusta alguna mina…-Mirando desafiante a
Stone.
-Ya
respondió Stone… ¿Qué tan estúpida te pones vos? – Se metió Laura en el juego.
-No
sabe, no contesta… - Respondió Stone riendo - Sorry Laura no te toca
preguntar…. Es el turno del estúpido – Señalándolo con la botella de cerveza a
Estévez.
-Así
es. Me toca… - y dirigió su mirada a Laura – Veamos que elije Romano.
-Pues,
seguiré como ustedes… elegiré como la mayoría aquí… Dispárame la pregunta Wal…
-Veamos,
Veamos…
-Que
vemos tonto…. –Lo atacaba riendo Stone.
-¿Saldrías
con Ramírez o con Stone a bailar?
-¡Oh
Oh! Parece que esto es ataque en cadena – Dijo al tiempo que intentaba pensar su
respuesta para no delatarse frente a Stone – Pues creo que depende de quién
baile mejor…
-Ya
tienes cita Joan – Gritó Estévez riéndose en la cara de Stone.
-Mmmm
Pues no es mala idea… ya salimos los cuatro antes a bailar, podemos salir de
nuevo. ¿Qué dices Sara? – Le contestó muy sonriente Stone a la vez que miraba a
su lado a Sara para ver su reacción.
-¿Por
qué me preguntas a mí, si tu cita es con Laura?
-Eso
es cieeerto Stone… ¿No te animas a tener una cita a solas con Laura que nos
invitas a nosotros? – Siguió Estévez.
Stone
frunció el seño y se levantó del sillón, con la cerveza en la mano dio dos pasos
y se agachó para que su mirara se alineara con la de Estévez y le habló…
-Para
tu información no tengo ningún problema en tener una cita con Romano… No soy
cobarde como otros que no se animan a invitar a la mujer que les gusta a salir…
- Dijo esto y la miró a Laura y sonriendo
le dirigió la palabra a ella. – ¿Si te invitó a salir a donde querrías ir
Laura?
“No sabía si responderle”,
pensaba que era parte del plan para lograr enfrentar a Estévez con Sara… Así
que decidió seguirle el juego…
-Supongo
que preferiría que me sorprendieras tú… - Dijo guiñándole un ojo.
-¿A
dónde quieres llegar con este juego Stone? – Habló Sara quien en todo ese
momento de la charla se había mantenido callada…
-No
sé a qué te refieres…
-Te
conozco Joan… ¿Qué tramas?
Stone
volvió a su lugar en el sillón y al sentarse miró a Sara.
-No
tramo nada… Sólo me aprovecho de la situación del juego y consigo una cita…
¡Acaso está mal eso…! – Dijo mirando a Laura.
-¿O sea
que ahora te gusta Romano? – Disparó Estévez que parecía aliarse a Sara…
-Yo
no dije eso… - Respondía mirando esta vez a Wal – Pero Laura no es fea, es más
podría gustarme…
-¿Todo
depende de una cita conmigo? – Intervino Laura.
-Eso
es… Laura, creo que yo no te gustó, pero si te muestro mis encantos en una
cita, quizás cambies de opinión. ¿Me equivoco?
-Mmmm
Eso si lo debo ver – Y se rió.
-Así
que sin gustarse saldrán juntas a una cita para ver si usando sus encantos
logran seducirse la una a la otra… - Comentó Sara.
-¿Por
qué no? Siempre me dices que debo salir con una buena chica no con las locas
con las que suelo salir…
-Gracias
por el cumplido – Le dijo sonriéndole… Laura, quien ya pensaba “que
el plan estaba fracasando…”
-Ya
basta Joan, ¿Cuál es el juego? – Gritó Sara.
-Uy
¡Estás celosa Sara! –Saltó Wal.
Sara
se dio vuelta y miró furiosa a Estévez por lo que acababa de decirle.
-¿Qué
estás diciendo imbécil?
-Digo
que estás celosa porque te gusta Stone y a ella le va mejor Laura… - La enfrento
Estévez.
Stone
Le guiño el ojo a Romano como diciéndole no se metieran… Y esta asintió con la
cabeza.
-¿Y
vos que sabes quién me gusta a mi? – Le gritó – Si me gustará Stone, te puedo
asegurar que ella ni estaría insinuando salir con Laura. Estaría conmigo…
Estúpido.
-Bla
Bla Bla… Estás muerta por ella… - Se paró a retrucarle Wal.
-Ella
no me guustaaaaaaaaa – Le gritaba haciéndole frente y mirándolo a los ojos.
-Sí
¿cómo no? ¿Entonces quién te gusta? Dinos… vamos…
El
plan si estaba dando sus frutos. Stone y Romano no sabían que sucedería, pero
era claro que Estévez sentía celos y creía que Sara estaba enamorada de Stone…
Y por celos, saltaba.
-No
te importa cabrón…
-Jajá
Claro que no me importa… Ya sabemos que te gusta Stone, no sé porque lo
ocultas… Eres una tonta… Laura te la
quitará -
Sara
lo miró, sus ojos querían estallar en llanto… Pero se resistió y lo insultó.
-Vete
a la mierda – Y Trató de emprender una huida… Pero Stone la frenó.
-Ya
Sara… Aclárale a este imbécil, que vos no estás enamorada de mí… - Y mirando a
Wal sin soltar el brazo de Sara continuó
– Dile la verdad, no ves que está ciego…
-Es
un idiota que no ve más allá de sus narices, que crea lo que quiera – Y forcejeó
por soltarse de Stone. Quién la soltó y ella corrió hacia la puerta.
Estévez
la miró irse, y Stone se le fue encima de repente…
-Eres
el idiota más grande del mundo – Le gritaba en la cara intentando trompearlo
mientras Estévez, intentaba esquivar las piñas que Stone le tiraba.
Laura
tuvo que meterse en el medio de ambos, separándolos con sus manos.
-Sí
que están locos los dos, ¿Qué carajo les pasa a ustedes?
-Estoy
harta de ti – Le decía a Wal demasiado enojada Stone– Deja de hacerla sufrir
carajo, no puedes entender que te ama.
-No
me ama, te ama a ti… - Gritó y se dejó caer en el Sillón que había detrás de
él.
-Basta,
No es Verónica…. Sara te ama a ti, no a mí… - Algo agitada bajo los brazos y se
acercó más a él – Ya no sé qué hacer para que te des cuenta que te ama, para
que la mires, para que aceptes que ella no sólo te gusta, sino que la quieres…
- Le dijo rodeándolo con uno de sus brazos al sentarse a su lado – Yo sé que es
difícil volver a empezar, lo sé, yo más que nadie sabe como sufriste por Vero.
Pero debes darte una nueva oportunidad… Wal, crees que Verónica no querría que
tú y yo fuéramos felices…
-Pero…
-Pero
nada tonto… Tú no eres cobarde. Ve con Sara y dile lo que sientes… enfrenta tus
miedos…
-¿Mis
miedos…?
-Sí,
tus miedos… tienes miedo de amarla y que no te amé… Ese es tu miedo… Crees que
porque una vez amaste a una mujer y ella me amó a mí, esta vez será igual… Yo
quiero a Sara, pero no estoy enamorada de ella. La quiero como a una amiga, y
la quiero muchísimo te lo admito. Pero no la amo… Y ella siente lo mismo por
mí. Pero por ti…
-¿Por
mi qué? – Interrumpió él.
-Por
vos está loca… Por qué carajo crees que me he empecinado en hacer de celestina
con ustedes dos… - Hizo una pausa para respirar hondo - Me la he pasado todo este tiempo sabiendo que
los dos sienten los mismo y no tienen el valor de jugarse. Ya no sé como
quitarte la venda de los ojos…
-Yooo
-Ya,
por Dios, ve por ella… - No terminó de decir “ella” que Estévez estaba
corriendo a la puerta y saliendo por ella…
Stone
se quedó callada. Se llevó las dos manos a su cabeza. Laura se acercó y se sentó
a su lado…
-¿Crees
que esta vez sí ira por ella? – Le preguntó.
-No
lo sé, pero es la última vez que intento unirlos.
Laura
se dio cuenta que Stone estaba triste. Y sin pensarlo intentó hacerla reír.
-¿Y
dónde piensas llevarme en nuestra cita? – Dijo y comenzó a reírse.
Sonrió
y sacudiendo su cara de un lado al otro le contestó:
-¿Y
cuándo es la cita?
-Me
fijaré en mi agenda para ver qué día tengo libre… - Rieron las dos.
-Ok,
después me dices cuando estés libre… vamos a caminar por ahí ahora… necesito
aire – Y se levantó, le extendió su mano invitándola a ir con ella. Lauta la
tomó para pararse y seguirla.
Salieron
a caminar sin rumbo. Dijo que quería caminar, no hablar. Así que la acompañó
sin decir palabras. A cada paso que daban Romano la miraba de reojo. La
contemplaba, Stone iba absorta en sus pensamientos. “¿Qué pensaría?”. Se preguntaba Laura.
En
la cabeza de Laura sólo recordaba la
escena del momento de cuando en el juego terminaros en una cita. Sabía que era
parte del plan, que no habría cita ni nada. “Pero
carajo que ganas que fuera cierto”. Quería Romano.
Perdió
la noción del tiempo mientras caminaban. Hasta ni se dieron cuenta por donde
andaban caminando. Pero cuando se detuvo y volteó a verla, Laura tuvo que bajar
a la tierra, y callar sus pensamientos.
-¿Un
café y volvemos? – Observando la puerta de un café al lado de ellas.
-Ok
– y Laura se dirigió a la puerta del local. Lo reconoció, estaban a 30 cuadras
de su casa. Entraron, se sentaron cerca de la ventana. Pidieron los cafés. Pero
Stone parecía no querer hablar. Pero no la estaba ignorando. Y Laura sentía que su compañía no le desagradaba. Es
más, que quería estar en silencio, pero no sola.
Después
de los cafés, salieron del lugar y Joan llamó un taxi que pasaba y volvieron a
casa.
Ya
en el departamento, no quiso cenar, prefirió irse a dormir temprano. Laura tenía
mil preguntas para hacerle. Estaba sentida por lo sucedido. Y no entendía
porque le afectaba tanto. La dejó irse a dormir sin molestarla. Laura por su
lado intentó hacer lo mismo. Sin embargo le costó conciliar el sueño pues se la
pasó dando vueltas en la cama, su cabeza no dejaba de pensar… “¿Acaso quería tanto a Sara que prefería
verla con quien amaba que verla triste, aún cuando no fuera ella la elegida?”
“Y si estaba enamorada de Sara”. Ya
no sabía que pensar… Su silencio la desconcertaba.
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